El Alambique
Jesús Andrades
Medalla de la Ciudad
Más allá de lo amarillo
Podemosescribir todas las crónicas posibles y las imposibles, garrapatear todos los ditirambos y lisonjas aceptables e inadmisibles, y sus contrapartidas, crónicas acerbas, ácidas, acres sobre el Exglorioso, expresar que no se marca a los defensas contrarios cuando se decide jugar con la nuestra muy adelantada, que Paco López está lleno de sueños futbolísticos estupendos, pero que nada de ese sano idealismo se plasma en el verde, que si se falló aquel gol... Y el que si… Yo lo llamo el doloroso rosario de las condicionales: si Carlo Fdez llega a…, si no hubiera sido por…, si aquel balón entra…, si no pega en el maldito poste…
Pero lo que no podemos soslayar es a los lacios. Es el momento, pues, de hojear y ojear el diccionario de la RAE. ¿Qué es un lacio, queridísimo diccionario del RAE, que tanto me ayudas a manejar el idioma del César Carlos, de Valle-Inclán, del ínclito orador de la Plaza Candelaria, el bigotudo e increíble Castelar, don Emilio, siempre en bronce cagado de palomas? En nuestra Tacita de Oro, en nuestro Cai tor mundo sabe lo que es ser un lacio.
Quillo, que lacio eres, coj., espabila, échale ganas a la vida chavá. O: que lacio es el hijo de Victoria, ¿verdad?, sí claro como es muy alto, le ha salido lacio. O: qué lacio es andando Juanito el de la Purri. Verdad, hija, que lasio la salío el niño, míralo si parece que se va tronchá, o a caé ar suelo de lo lasio que es, etc. Porque la gente de Cai sabe mucho, son tres mil años de Historia a las espaldas, y ese saber que va directamente al tuétano, se trasfiere, se trasmite de padres a hijos. ¿Cualquiera sabe la de fenicios lacios cuyos barquitos atracaron en la Caleta?
Pues revisado el maravilloso tesoro de la Academia, un lacio resulta ser una persona floja, débil, sin vigor. O sea, lo que todo el mundo ya sabía en Cádiz. ¿Puede un futbolista ser lacio? Sí, claro, y un canastero (jugador de baloncesto), y un amante de la Fonología de la escuela de Praga, y un Rivaldo, y un Ronaldiño, y un Lamine Yamal, e Iríbar, maravillosos lacios. Y Mágico también era un lacio de orden de galaxia. Nunca fueron lacios Puskas, Juanito, Gento, Pirri, Uriarte, Zarra, Messi, Maradona, miles más. El maravilloso Pelé, a veces era genialmente lacio, sí, deliciosamente lacio, productivamente lacio, pero dominaba una técnica perfecta y un genio imposible de superar. Lo vi en Carranza en un partido de consolación, que decíamos ayer, con el Santos, su equipo de siempre.
Ahora en el Ex asimismo disfrutamos (¿disfrutamos?) de dos excelentes lacios. Son dos jóvenes altos, febles, mas de poco ánimo, lacios. Ta to dicho, que decíamos jugando a las bolas los niños de Público detrás del Nazareno. Y los dos travesean de “9”. Todos los conocemos, son así, lo mismo uno mete un gol cojonudo frente al Oviedo que pone lacia la cabecita y nos funde el partido frente al otro team de las bellas tierras de don Pelayo. El no ser lacio comportaría comerse el maldito balón aéreo, ponerse en tensión, todo el cuerpo en tensión, buscar la esfera con toda la frente, con toda la frente, con toda, no con el flequillo. Falta tensión competitiva en nuestro queridísimo lacio en esos momentos. Lo queremos porque lleva cinco goles, lo queremos porque el quiere al Cádiz, a Cádiz; y lo que exponemos es por/para su bien. Toda crítica construye y ayuda a mejorar, de amarillo a amarillo, chaval; pero si te pones en modo lacio, Nati Mistral. Nothing in particula, que como usted sabe, quiere decir nada de particular.
El otro que también parece que va para lacio es Fdez., Carlos. El que faltaba para la dupla. Y es buen pelotero, pero, lo mismo, en modo lacio, falto de tensión, de nervio. Quizá ser tan altos imprima carácter, como los sacramentos.
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