Letraheridos

El Alambique

07 de marzo 2025 - 07:00

¿Han oído hablar de la teoría de los seis grados de separación? Viene a decir que todos estamos conectados a través de una cadena de seis intermediarios. De manera que si, por ejemplo, usted tiene una tía monja, solo le hace falta encontrar a las cinco personas idóneas para llegar hasta el Papa.

A Paqui Ayllón (la lectora ciega, la amiga luminosa) y a mí no nos hizo falta contactar con ningún intermediario para llegar el pasado fin de semana a Ana Ruiz, enfermera del Servicio de Urgencia Médica, SUMMA 112. Le bastaron un par de llamadas para convencernos de que nos fuéramos pa Madrid y sin remordimientos.

En los primeros días de la pandemia, Ana decidió montar una biblioteca en el hospital de campaña de IFEMA. Un lugar en el que los pacientes pudieran refugiarse en el bosque animado de la ficción. Dice El Quijote que retirarse no es huir cuando el peligro sobrepasa la esperanza, que es para Cortázar la vida misma defendiéndose. Cientos de letraheridos inundaron de libros aquel hospital en el que la Parca recibía en el triaje. Aquella experiencia, infernal y gloriosa a la vez, la contó Ana en Libros que salvan vidas. Una biblioteca de campaña en tiempos de pandemia. Leer para compartir con otros el miedo a quedarnos solos con nuestro dolor. Leer: una manera hermosa, modesta y digna de estar juntos en el mundo.

La semana que viene se cumplen cinco años del inicio de aquella tragedia que nos cambió para siempre. Conviene no olvidar que mientras algunos villanos con apellidos ilustres hacían negocios con la muerte de sus compatriotas, muchos héroes anónimos se dejaron la vida en la titánica tarea de salvar a sus prójimos. Los recordó Ana, con dolor y emoción, en la ceremonia de los Goya de 2021, donde entregó el premio a la mejor película.

En la víspera del día de Andalucía, en Madrid, rompeolas de todas las Españas, nuestra amiga nos conectó con las escritoras Maruja Torres, la periodista indómita que se niega a envejecer como mandan los cánones. Y con Irene Vallejo, una sabia humilde, valga la redundancia, autora del delicioso El infinito en un junco.

Hay almas, dice Lorca, a las que uno tiene ganas de asomarse como a una ventana llena de sol. Hay personas, Paqui, Ana, Maruja, Irene, a las que a uno le gustaría estar conectado toda la vida con cero grados de separación.

stats