El parqué
Avances desiguales
El Alambique
Ser profeta en tu tierra, es algo muy difícil de lograr.
Llevo desde la tercera corrida de abono mordiéndome la lengua, precisamente desde que, al Maestro Ponce, en el segundo de su lote, en su último toro en nuestra plaza, se le interpretara el Concierto de Aranjuez durante la faena. Llegué a oír, llegué a leer, que la banda busca cierto protagonismo en la Plaza. ¿De verdad alguien osa a decir esto? Pero no he oído ni leído a nadie agradecerles que el patrimonio musical taurino portuense haya sido engrandecido con el estreno del pasodoble “Tarde de Toros” dedicado a nuestra Plaza.
La Banda, hace su música, crea el momento y como le gusta decir a ellos, crean la magia. Cuestionar y usar a la Banda para justificar el bajo criterio del aficionado y de la presidencia es para al menos pararse a pensar.
Ahora me podréis decir que no soy objetivo con la Banda, dada la amistad y afinidad que tenemos mutuamente, pero es precisamente por eso, por saber el trabajo minucioso y detallado que existe detrás de cada pieza que suena en nuestra Plaza, que cuando oigo y leo este tipo de cosas, me duelen como si fuesen mías.
El respeto por el matador, por la plaza y por el aficionado, impera de forma majestuosa en la batuta del Maestro Javier Alonso, aquí se sabe quien es el protagonista. Otra cosa distinta es que muchas veces lo mejor de la tarde de toros es precisamente la música, pero de eso no tienen culpa ellos, la culpa es de quien viene a dar tres mantazos y a llevárselo calentito.
La Banda de Maestro Dueñas es el baluarte musical de nuestra ciudad. Es la que se ha ganado con su trabajo diario el respeto de una ciudad entera, el respeto y el cariño de su legión de incondicionales, los que agotan aforos en varios minutos, los que cuentan por llenos sus actuaciones en el Teatro Pedro Muñoz Seca, los que te abren su casa para hacerte sentir que eres uno mas de esa gran familia de Maestro Dueñas.
Amigos músicos, sigan regalándonos momentos, sigan regalándonos vuestra música, la vuestra, porque, aunque sean las mismas partituras, vosotros tenéis la magia de hacerlas distintas.
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