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Eso de que la mano izquierda no sepa lo que ha hecho la derecha no va con la política, por más que la quieran polarizar constantemente entre la izquierda y la derecha. En política lo importante es que se sepa qué hace cada uno, algo que genera conflictos internos en los partidos y que por supuesto aflora cuando las gestiones corresponden a siglas diferentes. El más claro ejemplo se está viviendo en Cádiz en este arranque de mandato municipal, tras el cambio de gobierno entre el Adelante de Kichi y el PP de Bruno.
Los partidos, especialmente los de la oposición, están intentando por todos los medios dejar constancia de qué gestiones hicieron en los últimos años para favorecer los asuntos de la actualidad política municipal. Al igual que el partido del gobierno presta especial interés en poner sobre la mesa -“informar”, lo llama con cierto eufemismo el alcalde- lo que no se ha hecho desde 2015 hasta 2023, ya sea en cuestión de la Edusi o en la organización de una regata de grandes veleros que no tenía nada organizado hasta mayo de este año (a falta de cuatro meses para el evento).
Así, si Bruno García anuncia que va a activar la construcción de vivienda en la ciudad, el partido del anterior gobierno local sale al paso para precisar que una parte de la financiación de tres de las promociones en las que quiere actuar ya el Ayuntamiento se consiguieron gracias a sus gestiones con Europa. El hecho de poner en marcha la construcción de 72 viviendas, más de las entregadas por Kichi en sus ocho años al frente de la gestión de la ciudad, pasa a un segundo plano; la valoración del proyecto de los depósitos de tabaco se omite. La importancia se centra en lo secundario, lo anecdótico, en 1,8 millones de euros de un total de 9, que es la inversión que suman las cuatro actuaciones anunciadas.
Y como la cosa va de medallas, del “esto se hace gracias a mí”, el PP no se queda atrás y ante el recuerdo de Adelante Cádiz de esa gestión para obtener los fondos Next Generation que ayudarán a hacer las nuevas promociones de Calderón de la Barca, Sagasta y Pericón de Cádiz, los populares replican con que las tres fincas fueron a parar al inventario municipal gracias a los gobiernos que tuvo la ciudad hasta 2015, gracias al PP de Teófila Martínez.
De este modo, la actualidad municipal sigue su curso mientras los partidos se pierden en la puntualización, el mérito, la medalla. De esto no escapa tampoco el PSOE, que ante la resolución definitiva de las ayudas comerciales que acaba de publicar el IFEF ha salido públicamente para reclamar el galón de esas ayudas, “fruto de las negociaciones entre el Partido Socialista y el equipo de gobierno de cara a la aprobación de los presupuestos 2022, una exigencia socialista que dejaba clara nuestra apuesta por el comercio local y de cercanía como dinamizador de la ciudad y que se ha hecho realidad tras la resolución de las ayudas”, como demandaba ayer el portavoz, Óscar Torres. Qué más da si las ayudas apenas han llegado a 74 comercios de 233, o si las bases estaban mal concedidas o la fórmula no es la más adecuada porque dejan la mayor parte del partida presupuestaria sin destinar a esa ayuda pretendida al comercio local. Lo importante es apuntarte el tanto respecto al origen de la ayuda, reclamar la gloria, aunque el resultado no llegue a la altura de un zapato.
Este ‘yoismo’ político marca, así, el inicio de este cuatrienio en San Juan de Dios. Un alcalde denunciando lo que no ha hecho hasta ahora de la Edusi o de la Regata, para poner en valor lo que se haga a partir de ahora; o anunciando la ejecución de nuevas viviendas y apropiándose de unos proyectos que reclama Adelante Cádiz por lograr la ayuda europea y que, a su vez, reclama el propio PP por haber logrado en su día la expropiación de tres fincas. Y un PSOE queriendo apuntarse el tanto de unas ayudas que apenas superan el 10% del total previsto o que deja a 2 de cada 3 comercios solicitantes fuera de las mismas.
Como si no hubiera cosas que hacer desde el gobierno, o cosas que reclamar, supervisar y vigilar desde la oposición. Como si fuera para medalla lograr unas ayudas que se han manifestado del todo insuficientes para los comerciantes; o como si no fuera demasiado sonrojante para ninguno que fincas expropiadas en hace más de una década aún estén cerradas, cayéndose y sin proyectos redactados. Como si la ciudad no necesitara, en definitiva, que los políticos dejaran de mirarse el ombligo y atender la viga que tiene Cádiz ante sus ojos.
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