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Aquella era la típica tarde calurosa de un domingo de los últimos días del verano portuense. A la hora de la sobremesa el silencio de las calles del centro lo rompía un sonido parecido al de un mosquito. Recuerdo que salí a la calle con mi padre y vimos un helicóptero que sobrevolaba esa zona de El Puerto constantemente. De repente, empezó a hacer unas maniobras extrañas y, a los pocos segundos, cayó a plomo. Con la lógica preocupación por que lo había sucedido, salí corriendo hacia la zona donde creía haber caído. No tardé en encontrarlo. Cuando llegué al lugar, la parte de la calle San Juan pegada a la Prioral, ya había otras personas allí aunque los tres ocupantes aún seguían, por fortuna vivos, dentro del helicóptero. Bomberos, policías, autoridades, periodistas y muchos curiosos se acercaron al escenario del accidente.
La versión oficial fue que el aparato sufrió una avería en el aire y el piloto trató de tomar tierra en el solar de lo que hoy es la plaza José Morillo León. No lo consiguió y se enganchó, antes de chocar contra el suelo, en la reja que poco tiempo antes se había instalado para evitar robos en la casa del párroco de la Prioral. Aquella reja evitó que el impacto fuese mayor y, probablemente, letal. También la fortuna quiso que no pasase en ese momento por la calle ninguna persona que podía haber sido víctima de un accidente así.
El episodio con final feliz del helicóptero rompió de alguna forma con la triste historia de ese tramo de calle, que había sido escenario de otros sucesos con resultados bien distintos, como el atropello mortal de seis personas, el 13 de febrero de 1963, cuando un camión sin frenos se precipitó calle San Juan abajo. O el asesinato, el 26 de febrero de 2008, de una mujer a la que su marido le asestó cuatro puñaladas cuando se encontraba comprando en el asador de pollos de esa parte de la misma calle.
Que no hubiese víctimas mortales al precipitarse al vacío una frágil aeronave aquel domingo 18 de septiembre de 2011 podría considerarse un milagro. Y más siendo decisivo en el desenlace final la 'mano' de un edificio en cuyo interior se encuentra precisamente la Virgen de los Milagros, Patrona de El Puerto, cuya imagen se venera a muy pocos metros de donde ocurrió el accidente que cambió, por fin, el sino de ese tramo de la calle San Juan.
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