El misterio de los que hacen cola

24 de febrero 2025 - 03:05

Mi sobrino Anselmo quedó en venir ayer a almorzar conmigo unos huevos de fraile y un consomé. Cuando llegó decía que no tenía mucha hambre, que venía de picar en la Gambada. No daba crédito: alguien de mi sangre poniéndose en cola para conseguir un mísero plato con cuatro gambas. No sé a quién sale este chiquillo. Me contó que había gente esperando desde las once de la mañana. Me cuesta creer que alguien en su sano juicio malgaste un domingo, el día del Señor, en perder el tiempo en una fila para comer gratis. Qué pasará por la cabeza de una persona que se levanta un domingo pensando en desayunar, asearse, arreglarse (esto es más dudoso) y soportar una fila de más de una hora para coger un plato de plástico y una cerveza o un vaso de fino. Más inquietante es pensar que son personas como usted y como yo, al menos en apariencia, con sus trabajos, sus familias, sus rutinas, pero, ay amigos míos, aquejadas de un mal extendido entre los gaditanos, que se pega como la rabia: el gañotismo. No lo pueden remediar. Y esta vez eran gambas, que todavía es algo apetecible, pero esas personas son capaces de ponerse en cola para comer papas fritas del indio Humberto o para zamparse panizas, por ejemplo. Y ojo, que la mayoría no son unos ‘esmayaos’. Son gente que toman sus tres comidas al día e incluso meriendan, pero llega un reparto gratuito, aunque sea de croquetas para perros o pienso compuesto, y allá que van. ¡Qué misterio!

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