Nacimiento y suerte

Tenemos un nuevo nacimiento en la familia. Nos permitieron visitarle y otra vez me apareció el nudo en la garganta, aunque traté de evitar que se trasparentase.

Me conmueve esa fragilidad del recién nacido, dependiente totalmente de lo que quieran hacer con él. Me conmueve la ternura con que lo observa su madre, su sonrisa honda de agradecimiento por haber sido capaz de traer al mundo un hijo. La mirada del padre que, como lo conozco bien, sé que está planificando mil cosas para cuando vaya creciendo. La vida. La vida preciosa del que llega y tiene la suerte de ser deseado.

Les repetí, como si ellos no lo supieran, lo que tantas veces comenté en clase, sobre la capacidad del pollo de picotear su alimento apenas roto el cascarón. La del becerrillo recién nacido, al ponerse en pie, hasta encontrar la ubre de la vaca. ¿Cuánto tardamos las personas en ponernos en pie o alimentarnos solos? Quizás sea esa fragilidad el secreto que nos liga a los hijos de por vida. Las horas que pasamos hasta verlos capaces de tomar el relevo. El vínculo se forjó, dejó huella. Nos da igual la edad del hijo, los años que lleve de vida independiente, o el que no nos necesite… Que nunca olvide que fue y sigue siendo querido. Un nacimiento es un despertar de recuerdos. Los que peinamos canas nos acordamos de las vueltas que daban nuestros padres con los nietos recién nacido a la hora del baño.

Aterrizo. Por desgracia no todo es así. Las noticias testifican, con más frecuencia de la deseada, retiradas de custodias de menores por abandono o maltrato. Son demasiadas las víctimas que al entrar en los submundos de las drogas olvidan a los hijos. Después la sociedad tratará de reconstruir las heridas hondas de estas víctimas.

Creo, como probablemente ustedes, que hay que comenzar por denunciar. La lucha a muerte debe de ser contra las mafias. Nos alegramos cuando la policía desarma a estas bandas o dificulta sus entradas por nuestros ríos.

Bien por nuestra policía que trabaja por erradicar el tráfico de drogas causante de tanta infelicidad.