Negacionistas e incompetentes

Somos la única especie que tiene perspectiva de futuro, pero incapaz de reaccionar ante los riesgos naturales anunciados.

Vivimos en una región que, por la irregularidad del clima, será de las más perjudicadas por el cambio climático y el consecuente aumento de los fenómenos meteorológicos adversos. Deberíamos haber actuado ante el riesgo del cambio climático, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, y no lo hemos hecho. Deberíamos habernos preparado para prevenir estos eventos catastróficos, y tampoco lo hemos hecho.

No podemos evitar que haya lluvias torrenciales o sequías, pero lo que estamos haciendo es acentuar estos fenómenos meteorológicos. Y sus consecuencias tienen responsables. Quienes niegan el cambio climático; quienes, a sabiendas de sus causas, no actúan; quienes han incumplido los acuerdos y protocolos internacionales; quienes han permitido y fomentado la urbanización de zonas inundables, cegados por la codicia del dinero fácil del ladrillo; quienes han reducido los ríos a estrechos canales que revientan cuando éstos reclaman su territorio; quienes han demostrado una total incompetencia para gestionar una emergencia anunciada… deberían ser inhabilitados para cargo público de forma vitalicia, y responder con su sueldo y bienes de los daños causados.

Hay que actuar a corto y largo plazo para evitar o prevenir otra catástrofe similar. No basta con pagar ayudas para que se rehabiliten casas, equipamientos, naves o infraestructuras en los mismos sitios donde están. Hay que dejar zonas húmedas y llanuras de inundación que permitan la expansión de las aguas de las crecidas y la reducción del caudal de ríos y barrancos. Hay que reforestar las cabeceras de las cuencas para que sirvan de esponjas que laminen las aguas torrenciales. Hay que permeabilizar las ciudades, con menos hormigón y asfalto y más zonas verdes para favorecer la infiltración del agua de lluvia y reducir las escorrentías, y hay que prohibir la construcción en zonas inundables; pero la Junta acaba de levantar esta prohibición en la nueva ley de Urbanismo.

Es evidente que las propuestas de reducir impuestos y servicios públicos es directamente proporcional a la irresponsabilidad e incapacidad de los políticos que las defienden.