El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
El Alambique
Entramos en un mes que en nuestra ciudad a cobrado un extraño protagonismo. El otoño nos trae las nueces y las castañas, el tiempo fresco, los primero fríos, lloviznas y celebraciones. Mientras hace años el Tenorio, los muertos, y los santos eran los protagonistas del otoño, ahora cambian las cosas. Lo más cercano es la fiesta de la cerveza, que se arraiga con fuerza, con un intento de buscar nuevos reclamos de consumo; bares y terrazas se llenan de banderas bávaras ofreciendo cervezas de trigo, emulando el clásico Oktoberfest, todo vale con tal de aumentar las ventas.
Pero no pocos particulares celebran estas fiestas, como un intento de salir de la monotonía de un mes… soso. Ni qué decir tiene que la Hispanidad o el día de la raza suenan a conjuro demoniaco para algunos, y ni se nombra, por temor a ser un casposo. Por otro lado, mientras buscamos las castañas calentitas, a pesar del calor, vemos como se va anunciando el Halloween, vamos, el jaloguín, para muchos, que, en El Puerto, San Fernando y otras localidades, pero, sobre todo, en estas dos, parecen que no hubiera otra.
En un mano a mano, antes no conocido, dichas localidades se superan cada año, y, muy curiosamente, dependiendo de donde sea, los que más la critican son precisamente los que están en contra de quien está. Sin embargo, esta fiesta, antes conocida por la cercanía de la Base Naval de Rota, más que por otra cosa, ha tenido una acogida sin precedentes, teniendo un respaldo sin igual.
Lamento la pérdida del Tenorio, del recogimiento de nuestra fiesta más triste, pero tengo que reconocer que el apoyo es más que masivo. Ambas ciudades, de distinto signo, han demostrado que el personal quiere fiesta, divertirse, y aplauden las iniciativas que engalanan la ciudad, las cabalgatas, los personajes y las transformaciones de monumentos en mansiones de terror.
Por mucho que a algunos no nos guste, la realidad es la que es, la fiesta tiene arraigo, los ciudadanos la aplauden, y son sus principales protagonistas. Por mucho que se cuelgue en redes nuestro rechazo a los inventos de fuera, por mucho que amemos la castaña y no la calabaza, mientras miles de personas disfruten y participen, habrá que conformarse. Señores entramos en el mes del terror, en donde la castaña tiene los ojos cerrados, y la calabaza se alza con la corona, en donde una bruja mala, o un fantasma zombi tendrá mas cabida que nuestro añorado Tenorio, en donde los que, al fin y al cabo, mas disfrutaran, son los niños. Solo nos queda ver como acaba este año el duelo entre San Fernando y El Puerto, quien ocupará más portadas, quien registrará mas eventos… y mejores… yo, por mi parte, me compraré un papelón de castañas y como centro de mesa colocaré un buena bandeja de nueces.
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