Miguel Ángel Castellano

El origen de la devoción a la Virgen del Rosario en Cádiz

El culto a la que desde el siglo XIX es Patrona de la ciudad surge a mitad del siglo XVI de la mano de la cofradía de los Morenos en la ermita que actualmente es parroquia del Rosario

Fotografía histórica de la Virgen del Rosario de Cádiz.
Fotografía histórica de la Virgen del Rosario de Cádiz. / Colección De Maruja Argudo

07 de octubre 2023 - 06:00

(A Jesús del Río Cumbreras. In memoriam).

Cádiz a comienzos del siglo XVI

Tras el período fundacional de la ciudad de Cádiz desde la primitiva Gadir fenicia, pasando por la urbe romana de Gades y sin olvidar el período musulmán de la Medina Kali, su incorporación a los dominios castellaos gracias a la reconquista de la ciudad llevada a cabo en 1260 bajo la égida del rey Alfonso X el Sabio, hace que la villa medieval gaditana tras el embate islámico reinicie su vida como ciudad realenga, ya que nunca, excepto un breve espacio de su trimilenaria historia, fue ciudad señorial, hasta que de nuevo los Reyes Católicos la incorporan a los dominios de la Corona, pasando el título nobiliario de marqués a duque, incorporándose a los títulos privativos de la Corona castellana.

El descubrimiento americano va a traer a la urbe atlántica beneficios sin fin; tan es así que el segundo y el cuarto viaje colombino parten de Cádiz, lo que en sí nos anuncia lo que van a ser los siglos posteriores, tanto en cuanto toda la riqueza procedente de los territorios ultramarinos desde el siglo XVI al XIX aflorarán a la ciudad, lo que a su vez hizo exclamar al carmelita descalzo gaditano Fray Jerónimo de la Concepción “Cádiz Ilustrada Emporio del Orbe”, como tituló a la historia de la ciudad que se edita en las prensas de Amsterdam a finales del siglo XVII.

Este es el panorama que presenta la ciudad de Cádiz cuando va a ver nacer la devoción a la Santísima Virgen del Rosario.

Origen de la devoción a la Virgen del Rosario en Cádiz

La devoción a la Santísima Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, surge a mitad del siglo XVI en la colonia de los Morenos libres (hombres y mujeres de color) asentada en la ciudad, asociándose igualmente esta devoción a dos santos negros, San Benito de Palermo, humilde lego franciscano; y Santa Ifigenia, princesa y más tarde monja de origen etíope. Imágenes de tamaño académico que hoy en día se pueden admirar en el antiguo altar de la cofradía de los Morenos en la primitiva ermita de la nación morena, hoy parroquia del Rosario. Altar situado a la derecha del crucero, el primero de la nave de la epístola del citado templo.

Esta cofradía formada por morenos a partir del año 1590 en la ciudad de Cádiz admitió también a personas de otro color -como nos cuenta Hipólito de Sancho Sopranis en su obra ‘La cofradía de los Morenos de Cádiz’, editada por Publicaciones del Instituto General Franco para la investigación hispano-árabe, en Tánger, en 1940- consiguiéndose así que la imagen de Nuestra Señora del Rosario, alcanzase tal devoción que al final los blancos quisieron intervenir en la gestión y la administración de la misma con lo que ante la fuerza de los blancos, al final estos expulsaron a los morenos.

Fundación de la cofradía de los Morenos de Cádiz

El primer historiador de la ciudad de Cádiz, Agustín de Horozco, en la primera redacción de su ‘Historia de Cádiz’ fechada en el año 1591, manifiesta que en esa misma fecha los Morenos estaban pacíficamente establecidos en el Hospital de la Misericordia –hoy hospital de San Juan de Dios– pues los mismos figuran entre las cofradías que sacaban pendón en las procesiones generales de Nuestra Señora del Rosario y que a su vez estos Morenos se pasaron del Hospital de la Misericordia su primer asiento, a la que se llamó después ermita del Rosario, la cual dejaron monjas o beatas de San Agustín al trasladarse al que sería convento de Nuestra Señora de la Candelaria, en 1593, después de la expulsión violenta de los agustinos establecidos cerca por Felipe Boquín de Bocanegra.

“En la casa que dejaron (las beatas) a cuya capilla se mudaron los Morenos con la imagen de su Cofradía Nuestra Señora del Rosario que ellos sirven y muy bien”, dice esa ‘Historia de Cádiz’, siendo la primer noticia de la existencia de la Cofradía de los Morenos y dando fe de la presencia de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Rosario, hoy Patrona de la ciudad.

Testimonio del testigo moreno Alonso Felipe

Una información pasada ante el alcalde mayor de Cádiz, Juan Alonso de Truxillo, en 1639 a petición del moreno Alonso Felipe, mayordomo de la cofradía del Rosario, nos suministra algunos datos interesantes acerca de la vida y situación de la susodicha cofradía de los Morenos desde 1593 hasta 1637. En concreto, dice Francisco de Estopiñán Doria, teniente general de la artillería: “de muchos años a esta parte este testigo conoce y ha visto la yglesia de nuestra señora del rrosario en esta ciudad en lo alto de la calle que llaman del rosario en el varrio de san francisco la qual dicha yglesia antiguamente fue de muxeres recoxidas que después acordaron fundar monasterio de monjas de la orden de san agustín con acuerdo y favor del cardenal zapata que dicha fundación y las dichas recoxidas fueron llebadas al convento e yglesia de nuestra señora de la candelaria desta dicha ciudad adonde al presente están y quedó la dicha yglesia sin las dichas recoxidas y en esta ocasión los Morenos ermanos de la cofradía de nuestra señora del rrosario alcanzaron título y modo de fundar en la dicha yglesia y desde que pasó a poder de los dichos negros por el dicho título y compra en culla posesión han estado y están enella como hermanos de la cofradía de nuestra señora del rrosario cuya imagen ha estado siempre en la dicha yglesia y siempre assido tenida por suya y como tal la an poseydo sin que aya sabido i entendido este testigo cosa en contrario…”.

En este testimonio nos dice muy bien y a las claras cómo son los Morenos de Cádiz, es decir, la colonia de color, iniciadores de la devoción a la Santísima Virgen del Rosario, la cual siglos más tarde sería proclamada Patrona de la ciudad. Aunque, eso sí, con olvido total de la colonia de color.

Expulsión de los morenos de la cofradía del Rosario

La muerte del moreno Francisco de Córdoba en la segunda mitad del siglo XVII, al que le siguió un nuevo mayordomo de color, Pascual Moreno, pero cuya elección no se ajustaba a derecho, hizo que la susodicha cofradía convocara cabildo de elecciones en la nueva iglesia dominica. El citado Pascual Moreno era el capitán de la compañía de los Morenos libertos; tantos eran ya en número en Cádiz que formaron compañía en las milicias de la ciudad, ejercicio que debió de ser poco ajustado a las leyes canónicas, ya que en el auto provisional convocatorio de la elección del mayordomo se hace omisión de él, diciendo que se reúne la cofradía “para efecto de elexir mayordomo y oficiales de la dicha hermandad por muerte de Francisco de Córdova mayordomo que fue de ella”. Y así se marca una fecha capital en la historia de la cofradía gaditana y de la devoción a la Virgen del Rosario por parte de la gente de color, sus primitivos iniciadores e impulsores; pues rotas las relaciones entre los dos sectores de la cofradía –blanco y negro–, el triunfo del primer –los blancos– motivó la retirada definitiva y completa del segundo, que optaron por volverse a su antigua ermita del Rosario y allí formar nueva cofradía.

Vuelta de los Morenos a su ermita primitiva

Pese a ser los miembros de la nación morena los iniciadores de la devoción a Nuestra Señora del Rosario y al ser expulsados de la cofradía del Rosario, los Morenos se encontraron sin hermandad, sin imagen titular y sin templo en que reunirse, pero no se amilanaron por lo acontecido, y se volvieron a su antigua ermita en el barrio de San Francisco, donde ya tuvieran su residencia cerca de más de medio siglo y que en aquellos momentos servía de ayuda de parroquia a la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Santa Cruz sobre las aguas (título dado a la Seo por el monarca reconquistador medieval Alfonso X El Sabio). Los Morenos reivindicaban la propiedad de su ermita contra intromisiones de los vecinos del templo; tanto es así, que el cura y rector del templo nombrado por el Cabildo catedralicio, el doctor Francisco de Quincoya, se erigió en protector de la nación morena tras el despojo sufrido por la misma.

En el año 1655 se llevó a cabo la refundación de la cofradía de los Morenos, colocándose una nueva imagen de la Virgen bajo la dulce advocación de Nuestra Señora de la Salud, la cual sigue venerándose en el mismo lugar que se entronizó en la fecha antes mencionada, pasando a ser propiedad definitivamente de la cofradía de la nación morena en 1661.

Así se expresa en la escritura de donación otorgada por Juan Serey y Ana de Palomino a sus donantes y grandes protectores de la nación morena “por cuanto puede aver tiempo de cinco años poco más o menos que nosotros prestamos una imagen de Nuestra Señora de bulto de la advocación de la Salud al mayordomo, hermanos mayores y menores de la cofradía de la nación morena cita al presente en la yglesia ayuda de parroquia del Rosario desta ciudad…” (cita la escritura dada el 6 de junio de 1661).

Así continuaron los Morenos hasta que vendida la ermita por la cofradía del Rosario, su propietaria, y procediéndose a su reedificación, se encontraron los Ngreos otra vez sin casa, sepultura y altar, por lo que elevando súplica al obispo de la diócesis, Fray Alonso de Talavera, “fue servido su ilustrísima en conocimiento de que la obra y fábrica de la nueva iglesia se avía hecho de su solicitud (del cura Cantero, promovedor de la obra nueva) más limosnas de particulares bienhechores y también de la pretensión de dicha hermandad, expedir en 3 del presente mes y año al margen del mismo informe concediéndola el uso de el altar colateral del lado de la epístola y el de una bóveda fuera de la capilla mayor” otorgándose la correspondiente escritura el 17 de agosto de 1703.

Igualmente, pese a no ser dueños de la iglesia, se les concedieron derechos preeminentes a los Morenos -jamás se les denomina negros, sino siempre se les llama morenos, y además escrito en mayúscula-, como llevar el guión sacramental y asistir en lugar preferente en las procesiones del Jueves y Viernes Santo y a la procesión sacramental de impedidos, así como poseer un banco con espaldar “y el escudo de San Benito de Palermo en el hueco de su referido altar, ynmediato a el que coja la rinconada continuando hasta el pilar de la capilla mayor, para que en él puedan libremente sentarse los hermanos y no otros algunos, en todas las festividades y funciones de la Iglesia, conservando para siempre esta concesión y privilegio”.

Extinción de la cofradía de los Morenos

La cofradía de Nuestra Señora de la Salud y San Benito de Palermo, que así se denominaba oficialmente la de los Morenos, decayó tanto que por real cédula de 19 de junio de 1767, confirmatoria de otras análogas, fue declarada extinguida, pasando sus alhajas, imágenes, retablo y entierro a ser propiedad de la parroquia.

Suprimida legalmente la cofradía, se creyó autorizado el cabildo de canónigos ‘in sacris’ a la muerte del prelado Juan B. Cervera para conceder al párroco del Rosario la licencia necesaria para la venta a la esclavitud de San José del colateral de la epístola, donde siempre estuvieron los Morenos y además estaba colocada la imagen titular. Cuando se iba a proceder al otorgamiento de la escritura oportuna, la nación morena reclamó contra la parroquia y la licencia otorgada por el cabildo de canónigos. Entonces fue anulada por despacho del Real y Supremo Consejo de Castilla, que ordenaba la devolución de la capilla a los Morenos en el término de 24 horas, siendo así que la esclavitud de San José tuvo que destruir precipitadamente su altar, rehaciéndose de nuevo la hermandad de las gentes de color.

La presencia del venerable sacerdote José Sáez de Santamaría, Marqués de Valdeíñigo, fue un revulsivo en cuanto a decorar y alhajar la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, lo que a su vez conllevó que la cofradía de los Morenos resultase beneficiada en su altar erigiendo un suntuoso altar de mármoles y estucos y colocándose en el mismo las tres imágenes sagradas que ya poseían: Nuestra Señora de la Salud, San Benito de Palermo y Santa Efigenia, las cuales continúan en el mismo lugar hasta el día de hoy, quedando así el recuerdo y la memoria histórica de la nación morena, impulsora de la devoción a la Santísima Virgen del Rosario, que ya en el siglo XIX y mediante rescripto pontificio sería declarada Patrona de Cádiz, siendo coronada posteriormente en 1948 mediante bula pontificia del Papa Pío XII.

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