
El Alambique
Libertad Paloma
Ventolera
Aún nos asombramos de que llegue a Cádiz un crucero con una capitana a los mandos del buque. Y la sorpresa no es porque consideremos que no es un trabajo para mujeres. Esos ya son pensamientos del siglo pasado. Sorprende que sean las mujeres las que opten por cruzar líneas hasta ahora incruzables como son el desarrollo de labores y empleos que durante mucho tiempo han estado en manos sólo y exclusivamente de hombres. Todo ha cambiado y ya sobran las manifestaciones y concentraciones reivindicando la igualdad. Ya todos somos iguales. Así es, al menos, en el entorno laboral y familiar más inmediato. Nada nos diferencia. Nada que no vaya más allá de lo físico y de lo que la naturaleza ha dotado a un sexo y al otro. A pesar de esto, aún son muchos los gritos y las pancartas que quedan por salir a la calle para abrir los ojos de aquellos que aún se piensan con derecho a gritar, golpear y hasta matar a sus parejas. Sigamos a pie de cañón.
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