Manuel Amaya Zulueta

Un partido de sólo 45 minutos

El pálpito amarillo

20 de noviembre 2024 - 03:04

Ypasamos la siguiente estación del Vía Crucis amarillo. Bien. Bien a secas. O mejor dicho, bien el resultado, dos a cero es muy bueno. Pero sin hacer ondear banderas al viento. Ingenuo sería el que lo hiciera, porque el equipo adoleció del centro del campo paupérrimo de siempre, el Exglorioso no tiene un centro del campo creador, lo cual es endemia amarilla desde... Me pregunto por qué no jugó Koamé, mediocentrista que últimamente mostró que sabe de qué va esto de la pelota. El único que se desplazaba con el balón pegado al pie, buscando el pase adecuado, y no los pelotazos habituales o el pase en corto fallido. Nuestro Gil se siente agobiado u obligado a realizar la guardiolada que el genio calvo ha impuesto en todo el mundo. Porque hoy todos quieren jugar como Guardiola ha impuesto, y nadie se pregunta, ¿tengo yo un plantel como para tocar desde atrás, partiendo de mi Ter Stegen de turno o estoy sometiendo a Gil a ser el blanco de la tribuna, que se cabrea al ver cómo todos esos pelotazos son balones perdidos? ¿Mis centrocampistas dominan el balón, paran, controlan, pasan creando peligro en el área contraria.

El marcador, empero, resultó de lo más favorable para la parroquia amarilla. Un marcador bondadoso, acaramelado por un var favorable, aunque justo, desde luego. Esta vez el var fue benigno, o ecuánime, con el equipo de Nuevocarranza. Vaya petera con el nombrecito. Un penalty y un gol-espectro dejaron el partido perfecto. Perfecto aquí significa acabado. Porque el segundo tiempo fue para descambiarlo. Para un gadita de pro, el partido finiquitó en el instante justo en el que el juez pitó el fin de la primera parte. Pocas veces me he aburrido tanto en 45 minutos en un partido del Cádiz. Aburrimiento tatuado de horrible temor, grande. A veces parecíamos un cordero entre lobos, porque el club de los Califas, aunque no la mete ni con vaselina (la pelota, quiero indicar, no se me desvíen), eso no quiere decir que entregarse mansamente durante todo medio partido a verlas venir no deje de tener su riesgo. Un innecesario albur. Albur que nos ha costado caro hasta ahora y que esperemos no se produzca, más, López and son. Porque con un equipo menos goleador que el Córdoba, podríamos pasar de nuevo por la debacle contra el Zaragoza; 0-4 para los olvidadizos. En esa segunda parte el Cádiz casi no pasó de medio campo, lo que nos dejó empapado de pesimismo respecto a la falsa resurrección del team. Ofreciendo medio tiempo de esta manera a cualquier rival de segunda, nos puede llevar a abandonar ese decimoquinto zócalo que compartimos con Albacete, que es bien poco. Desde luego el deseo primero que se nos vendió, tachín-tachín, de regresar a primera se ve como vemos Honduras desde la Punta de San Felipe. Porque este Exglorioso posee el horrible arte de dejarnos desazonados, cabreados, en plan calle Botica, hasta ganando por dos a cero. Manda…

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