José Luis Ortiz, Abogado

El pelotazo

Opinión. Enfoque de Domingo

03 de febrero 2019 - 07:00

Robin Hood saqueaba a los ricos para beneficiar a los pobres. Es el modelo inverso al de Ana Botella de Aznar, que como alcaldesa de Madrid facilitaba evacuar a los pobres de las viviendas protegidas para enriquecer a los ricos ya riquísimos. Botella ha sido condenada por el Tribunal de Cuentas de Madrid a devolver, junto con sus dos cómplices -dos de ellos aún viceconsejeros de la Comunidad de Madrid- 23 millones de euros por una operación que nos pone a todos la cara colorada vender a la empresa Fidere, representante en España del fondo buitre Blackstone (piedra negra, ya sólo el nombre da miedo) miles de viviendas del Ayuntamiento de Madrid protegidas y que estaban puestas en alquiler social. Para los más desfavorecidos por cuatro perras, perdón, un precio inferior al jurídicamente exigible -dice la sentencia-, que era incluso inferior al valor catastral de los inmuebles.

Tan pronto se adjudicaron los pisos, echaron a todo el que pudieron y subieron también la renta a todo el que pudieron. Vamos, lo que hacen siempre los especuladores sin corazón. Pero la sentencia no se mete en eso, lo que dice es que al vender el Ayuntamiento a tan bajo precio, un precio de chollo, de ganga o baratísimo, un precio con el que ni usted ni yo podríamos nunca soñar que nos vendieran una casa, causó un quebranto a las arcas locales.

Si en vez de este proceso estuviéramos en un proceso penal, esa malversación de caudales públicos, valiéndose del cargo de Alcalde conllevaría una pena mínima de entre dos a seis años de cárcel. Pero bueno, a lo que vamos, el Tribunal de Cuentas administrativo condena en definitiva, fíjense el detalle, no sólo porque la venta fue a un precio muy inferior al legal, sino porque tampoco se garantizó la competencia en concurso. O sea, , que como había mucha prisa en que nadie se enterara, todo se llevó en transparencia y de forma muy secreta en un tiempo record. Eso en Madrid y en Pekín se llama uso de información privilegiada. En Cádiz, sin embargo, se llama el chollo de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Y al final es tontería.... todo queda en casa. O como dice el humorista José Mota: pá la saca.

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