Tito Valencia
Congreso Federal Socialista, ¿examen crítico?
Hablaba yo con mi amigo recordando comercios de La Isla que eran genialmente emblemáticos y que le daban una cierta personalidad a la ciudad. Además, eran comercios que se metían en las entrañas de las familias, eran parte de la familia. Aunque los dos, entonces, éramos pequeños recordábamos como la ciudad ha ido perdiendo gran parte de su identidad con la llamada modernidad. Recordábamos el multiusos de comercios como Casa Salas con ese inmenso escaparate de juguetes que pocos días antes de Reyes se quedaba totalmente vacío. Solamente con su exposición alegraba la niñez, la visión del deseo posible y también del imposible. Recordar a Casa Serván, Denya (creo que era así), Jisol, Casa Valle y otros como Bar Madrid, Bar Avenida, San Diego, esas farmacias tan bien decoradas que se han destruidas, nos trajo recuerdos de nuestra juventud, de cuando se podía pasear a gusto por la calle Real sin tantos obstáculos como existen ahora. Hoy queda nada de todo eso porque entre otras cosas San Fernando es una ciudad que siempre se ha apuntado a una renovación modernista que solo permite el recuerdo de una forma mental. Se ha destruido arte urbano de sus establecimientos por reformas impersonales e identificables.
Estos recuerdos al olvido, nos traslada a la realidad urbana que no logra definir a la nueva ciudad, como se pretende. Mi amigo y yo comentamos sobre el Festival de Arquitectura Urbana (suena raro) que celebra la ciudad. Y decíamos 'miedo nos da' porque cada vez que en esta ciudad se habla de reformar lo que sale no se parece en nada a lo que hubo. Se habla, en este foro, de cómo será San Fernando en el año 2040, construir el San Fernando del futuro.
El urbanismo no para de cambiar según la ocurrencia de algunos. Hace tiempo se hablaba de la "construcción en vertical", las torres de La Casería, luego la llegada de las "plazas duras" que ahora ya en desuso porque dañan al cambio climático, hemos debatidos sobre la "Gran Manzana" ya en el olvido y ahora se trabaja con la mezcla de sal y otros.
De verdad que todo este festival de distintos modelos de urbanismo nos parece bien para los estudios, concursos, premios y lo demás, ¿pero cuál es la realidad? ¿Hay dinero para llevarlos a cabo? ¿Qué es lo que se quiere para la ciudad?
Seamos realistas, el jardín vertical que se vendió como una novedad urbanística ya ha desaparecido, el Castillo esta para cerrarlo y edificios que nos identificaban han desaparecido o están cerrados o medio desaparecidos. Esta es la realidad. Hablar del año 2040 está bien pero hoy tenemos muchas dificultades que hay que ponerle más atención. Las entradas y salidas de la ciudad son insufribles, el nudo de la Ardila necesita de una reestructuración porque soporta una gran afluencia de tráfico con grandes retenciones y esto pasa porque se agrandan las ciudades hacia su periferia sin dotarlas de las necesarias infraestructuras y el centro sometido a la gran pregunta ¿Qué se hace con el centro?.
De todo esto hablamos mi amigo y yo y llegamos a la conclusión de que es bueno adaptarse a las nuevas líneas de la modernidad, pero una ciudad debe sobre todo guardar su personalidad y modernismo no puede significar acabar con todo lo bueno que existe.
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