Manuel Amaya Zulueta

Por fin

El pálpito amarillo

28 de octubre 2024 - 03:03

Porfin se ganó en Estadio Carranza. Ése es el nombre. Y se ganó, sin exagerar, haciendo un partido, digamos… ¿digno? Puede valer el adjetivo. Sí, porque no hubo maravillas sobre el empapado césped; pero hubo dos cosas que siempre será galardón de los vencedores. Una: dejar a cero lo que queda entre los tres palos. Y dos: meter goles. Esta vez tres. Uno nos lo birló el quitalegrías por excelencia que hemos inventado, el venturoso var, que sí, que a veces ayuda, sin discusión; pero nos ha prohibido el júbilo del gol, ése lo hemos perdido para los restos. Cuando nuestro equipo golea, en seguida observamos si el trenzas de turno se lleva el pulgar al cerumen. Y si continúa con el dedito en el pabellón auditivo externo, chungo, cosa perra. A sufrir, paloma. Minutos de desasosiego y miradas a los otorrinos y traumas del palco de Asisa, miradas que son interrogaciones sin palabras. Without Words, que escribiere sobre el piano, maravillosamente, Mendelssohn Bertholdy, un judío que escapó de Alemania, por si acaso, y se refugió en las faldas de la reina Victoria, o Victuria como aproximadamente se oye por el barrio de Wembley.

“Quillo, Miguel Ángel, ¿tú has visto fuera de juego?” U orsay, que se oía hace lustros por aquellos campos de Dios. O fau, refre, fau. El otro siempre responde: “Qué va”. Les hablaba, decía, del golazo que metió desde fuera del área el pálpito amarillo y se esfumó cantando bajo la lluvia. Bueno, con el admirable cabezazo de nuestro Cris y el dulce remate de Iza, bastó y sobró.

Al fin, Señor, al fin solos. Solos con nuestra sola victoria casera. ¿Ven ustedes? Lo que yo les decía en el anterior artículo: gente que sea de Cai y que quieran al Cádiz. Para muestra basta el botón del Aleti de Bilbao. Quizáno sean los mejores, pero se matan por ganar con SU equipo. Como Cris, como Iza.

Esta vez López acertó en parte de la alineación: yo nunca veo claro poner dos nueves juntos. Ayer fueron el sanluqueño y Fernández. Otrora, Cris y Carlos. Eso termina por diseñar un 4-2-4 que a la larga debilita muchísimo el centro del campo, que queda para Alcaraz y el que sea en cada momento. Oigo en el Asisa Club: “Es que no tenemos centro del campo”. Y es cierto. Y lo es debido al desacierto del planteamiento, que debilita y extenúa a los dos centrocampistas, que acaban fundidos. Porque Onti y Brian son muy buenos, lo mejor del yellow team; pero lo suyo es jugar más arriba, a veces muy alejados del par Alcaraz-Otro. Felicitemos al fortachón Ramos, a quien por cierto hemos zurrado la badana en ocasiones; pero es porque creemos, como demostró ayer, que es único para desarbolar a una defensa, como pasó. A lo mejor es que podría funcionar mejor así, saliendo en los segundos tiempos, descansado y con los centrales ya fatigados. Porque corre tanto en medio de tanta bronca, que se destroza corriendo 90 minutos. Quizá así sea nuestro Marcelino, o Santillana, o Fidel Uriarte Macho, que santa paz goce. Así sea.

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