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Epadel 27/10/2024: POR FIN. Así se titulaba la croniquilla de entonces, de hace bien poco. Y continuaba: Por fin se ganó en Carranza. Ahora ésta también empieza con otro por fin, un “por fin” poco agradable, porque no es gustoso cesar a un entrenador. Nunca. Porque cesar a un entrenador significa “hemos fracasado”. Porque cesar a un entrenador quiere decir “todo lo hicimos mal, nuestra prospección de futuro ha sido un yerro” y, como si fuere hierro sometido al calor intenso de la opinión amarilla, se derrite más pronto que tarde. Porque cesar a un entrenador significa “Soy un inepto presidente”. No soy duro, no; aunque costará muchos duros largar al calvorota. Queda muy claro que no fue fondo sur quien eligió a Francisco López, ni fue fondo norte quien decidió continuar con una plantilla obsoleta, cuando lo más quirúrgico habría sido pensar: “Si con esta patulea hemos bajado, aquí hay que menear el ciruelo y traer caras nuevas, caras de segunda, gente que está ya hecha, a fuer de tanto pelear en la categoría, a sacar puntos de cualquier sitio, porque saben jugar de segunda”. Y con esta gente de segunda, se queda uno en segunda, casi siempre, lo cual será un éxito en el caso improbable de que continuemos en esa cursilada que llaman división de plata. Por ejemplo, el campeonísimo Eldense, un equipo cargado de estrellas, nos ha embadurnado de (…) la cara dos veces. Y en Cádiz. En casa, como decía mi tío. Pero no, se continuó con la misma inercia perdedora. Y se continuó con la plantilla más cara de Segunda División. Dinero y competencia futbolera no siempre coinciden Exvizcaíno. Basta ver al Paris Saint-Germain dirigido por el acre Luis Enrique gastando petrodólares para nada. Y para colmo se les escapa Embapé, que, por cierto, tira los penales más o menos igual que nuestro Vizcaíno, que Dios guarde. Es muy, muy posible, que la Tortue, los termine tirando made in Ronaldo; pero nuestro amado presidente… No sé, no sé… Lo dudamos todos muchísimo.
BuEn fín, por fin, o como sea, miremos al maravilloso futuro: un vascongado cuyo palmarés reciente con el hoy emergente Almería es el siguiente: siete empates, doce derrotas y CERO TRIUNFOS. Han leído bien, sufridos cadistas. Ni una victoria en 19 partidos. Manda cojones, ¿eh? Y con un equipo que aún no entiendo cómo bajó, pues su plantilla siempre me pareció buena o comparativamente hablando, buena. Lo buscas con la lapa en la Caleta y no lo encuentras “mejor”. Esto suena a cachondeo. ¿No hubiéramos preferido al peleón Cervera? O al nieto de Kubala, mismo. O a mi primo Paco, que es de Económicas. Verdaderamente, hay que ser un optimista retetinao pa pensá que este gachó va a llevarnos a Primera, que, reconozcámoslo, es lo que todos le pedimos y deseamos. Porque para permanecer tristemente vagando por la segunda, me da igual en tercera, fuera eufemismos de RFEF. O primera o nada, Vizca, óyelo bien, eso quiere el afi.
Terminemos esta página, en el fondo dolorosa. con el partido de las palmeras. Empezamos divinamente, que diría la Perla. Error, apenas empezado el partido, del conjunto mediterráneo, facilitado por esa obsesión de todos por seguir e imitar malamente el PATRÓN GUARDIOLA; error que aprovecha el mejón (sermo calle Público), Onti, para marcar con arte, engañando al portero. Por fin, por fin ganamos fuera. Y un… No lo escribo porque… Y así continuamos hasta que Alejo canta la gallina y nos empatan casi al final. López, si es que te lo tienes ganado, ¿no podías haber puesto a un defensa-defensa ahí? Pero López diría aquello del convento, lo de pal tiempo que me quea en el convento… Y, muérete ya, pisha, me pone a Sobrino, Sobrinito, Sobrinete, de … lateral derecho. Y, claro, la lógica, esa cosa que dicen que no existe en el fútbol, se impuso: amago a un lado y lo meto por el otro en el minuto 93. Lo dicho: ganaste las oposiciones, Paco. Felicidades.
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