Antonio Morillo Crespo

La primavera y la tragedia

La Corredera

Que los colores de la primavera borren de nuestros corazones los rencores y las envidias

14 de mayo 2024 - 00:00

Leía ayer que los egipcios fueron lo que inventaron el anuario, los días del año y las estaciones. De acorde con las crecidas del Nilo y la estrella Sirio. Y dando tumbos y tumbos con alguna que otra estimación, han llegado hasta nosotros los 365 días del año y hasta la corrección del año bisiesto.

Leyendo historia estoy ya verdaderamente harto de la cultura y de las pirámides de Egipto. Los expertos no paran y siempre sacan noticias de la arqueología del aquel remoto país. Pero no obsta para admirar que inventaran o sacaran un calendario que llegue hasta nosotros en pleno siglo XXI.

Lo cierto es que entramos en la primavera, la mejor época del año. Los campos llenos de flores, el sol siempre en el cielo, calorcito, buenas tardes, mejores noches… ¿Qué más podemos querer? Dicen que los nórdicos son más propicios a la tristeza y a las depresiones, porque allí arriba la primavera es un bicho raro. Nosotros lo captamos viendo cómo escogen nuestras playas y nuestros pueblos para pasar una temporada.

Pero yo creo que muchas veces la primavera queda sólo para el medioambiente, que a la mayoría de los que aquí vivimos no nos entra la primera en el alma. Continuamos con el mal humor, con la crítica, con las murmuraciones, con las continuas quejas y discordias con todo quisque, hasta con el vecino.

Y si leemos los periódicos o vemos los telediarios, no cesan los disturbios, las guerras y los enfrentamientos entre unos y otros. Esto de Israel y los palestinos tiene carracuca. Llevan siglos discutiendo y peleándose unos contra otros y lo más horrible, que lo pagan los más inocentes, sobre todo los niños. Y el hambre y perder la vivienda y sus servicios o comodidades.

Afortunadamente, la mayoría de las naciones de todo el mundo han admitido a Palestina en las organizaciones internacionales (143 entre 193) pero aún quedan algunos que nanai de la China ¡Qué bestias! Lo mismo en la guerra de Ucrania. ¿Cuándo, Dios mío, acabaran las guerras?

Los campos están llenos de flores: geranios, amapolas, aguileñas, adelfas, margaritas un sinfín, suya, jara, los preciosos lirios azules, los jérguenes, azahar, hibiscos, narcisos, lilas, tulipán, hortensias… Colores diversos llenando de alegría los campos y hasta los bordes de los caminos

P.D. La primavera debería ser como una epidemia con alcance mundial, pero epidemia interna. Que esos colores, amarillo, rojo, azul, violeta, verdes, blancos, borren de nuestros corazones y de todos los humanos los rencores, las envidias, los egoísmos, las maldiciones y las viejas querellas.

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