Un puente de vez en cuando

Cada equis tiempo hablamos de puentes. El último episodio: que el presupuesto municipal destinará 159.000 euros para el futuro puente que cruce el Guadalete desde Bahía Mar hasta la Pescadería, y algo más de dos millones para un puente peatonal, otro. El puente de la Pepa costó más de 500 millones. El puente sobre el río Kwai, uno de los más famosos y menos conocidos del mundo, ni idea de lo que costó. Ni el real ni el de la película. Ni los puentes de Madison. Algún puente romano, el Pont Neuf y Ponte Vecchio. El puente de Calatrava, cualquiera de ellos. Puente Triana. El secreto de Puente Viejo, Puente Genil y Pontevedra. Puenteovejuna, todos a una. Puente a Alemania, Pepe. Qué similitudes existen entre Jesús Puente y Jeff Bridges. Y los neumáticos Bridgestone, ¿qué?

Cada equis tiempo, nos da por tender puentes. O quemamos puentes. Cruzamos el Misisipi. Intentamos hacer el pino-puente. Quisieras aprender a jugar al bridge. Te pones un puente entre dos muelas y a ver qué pasa. Te compras unas zapatillas para pies planos, con lo que eso conlleva. Te vas a vivir bajo un puente imponente pero pestilente, decadente, evanescente y astringente. Y si tu amigo se tira de un puente, ¿tú también? Nos vamos de viaje en el puente de la Inmaculada, el de diciembre. O en el de Andalucía, que a veces pilla en Carnaval. Le haces un puente al coche para robarlo cuando no encuentras las llaves. Te saltas el puente y pasas de la estrofa directamente al estribillo. Tanto va el cántaro a la puente. Te pillas un avión a Barcelona una vez al mes. Y al enemigo que huye, le ponemos un puente de plata. Qué coraje me da cuando mis subordinados, si los tuviera, me puentean y se dirigen directamente a mi jefe.  ¿Nadie se acuerda de lo que le pasó al puente de San Alejandro, que se cayó tras inaugurarse?

Cada equis tiempo, alguien recuerda las palabras de Nikita Jrushchov: “Los políticos hacen siempre lo mismo. Prometen construir un puente, aunque no haya río”. Y aunque haya río. Aunque lo haya, vaya.