De romería

Calle Real

20 de octubre 2024 - 06:01

Hoy nos vamos de romería. Entonces no sabíamos que ir de romería era ir "a Roma" pero que también ir al Cerro de los Mártires lo era. Lo mejor que le sienta a una romería es el sol y cuando había sol la explanada del cerro que rodea a la ermita era un hervidero, el pueblo se trasladaba allí para celebrar una eucaristía en familia y luego hacer una comida en familia, en amigos, en compañía. El Día del Cerro hemos llamado también a la conmemoración de San Servando y San Germán, los jóvenes mártires asesinados cerca del lugar y recordados por la Isla en la mañana de un domingo de octubre, anticipo de otras celebraciones entrañables que se acercan a paso ligero. Sí, hoy de Romería. En la infancia íbamos los niños del Liceo vigilados por los frailes descalzos, con sus hábitos marrones. Bajábamos por el sendero que principiaba en la Fábrica del Tranvía y bajaba hasta la hilera de casas bajas, pobrísimas, linderas con los caños y Sancti-Petri. Era un camino un poco largo -pies de niño- que llevaba a una "montaña" cercana a la ermita de San Servando y San Germán. Cerca de allí, lo supimos años después, hubo importantes hallazgos arqueológicos y puede que cuando se pongan a excavar en serio aparezca el mundo fenicio entero y verdadero que habitó estos pagos junto al pequeño puerto de la orilla isleña del caño. El actual mapa local -he visto alguno- tiene señales de yacimientos en muchos sitios, algunos sin excavar todavía por motivos diversos. Y de entre ellos, el abrazo, cubierto por el césped del campo de hockey, un hallazgo funerario de singular ternura, no se sabe si por azar o por la voluntad de los yacentes. Es lo que tiene el haber sido fecundado por cien culturas y varios milenios de presencia humana junto al mar, en un laberinto hídrico luego reconducido a los esteros y salinas, puestos a producir y preservados de la incuria que acabaría viniendo. De romería, sí, hoy se puede pasar de una pantalla cotidiana a otra pantalla insólita de aire libre, recuerdo de mártires y martirios y una comida de fraternidad y de familia. En ese escenario agreste, natural, sin mancillar que queda de lo que fue toda una extensión virgen por delante del paisaje de huertas que fue ese lugar de la ciudad en donde hoy ha crecido una suerte de nueva ciudad "por Camposoto". Nos dijeron que habría buen tiempo. ¿Nos hemos dicho a nosotros mismos que esta ventana de posibilidades de pasar un domingo diferente ha llegado? Miremos desde lo alto a la blanca Chiclana, al puerto de Sancti-Petri a donde llegan los barcos de arena y de caballas. Miremos lo bueno que nos da la vid

stats