Ruinas y vaivenes

Balas de plata

09 de diciembre 2024 - 06:00

Guarecido entre los muros del hogar miro el mundo desde dos ventanas, la de mi salón y la de la pantalla de la televisión. El puente del la Constitución y de la Inmaculada ha sido para mí un refugio en el que descansar, pero también para disfrutar de nuestra sierra blanca, de su belleza y su gastronomía. En esta época tendente al polvorón, el mazapán, el turrón y el mantecado, he decidido empadronarme en el Bar El Camionero, sito en la Junta de los ríos; posiblemente el mejor asador de carne en calidad/precio de toda la provincia. Después de chupetear dedos nos fuimos por senderos y secundarias en dirección a la calle Real de Algar, donde nos esperaban luz cálida, oxígeno puro y un excelente café bombón en el bar Manolito. Aquel día 6 de diciembre se celebraba en este bello pueblo serrano la fiesta de la matanza, y el olor a chicharrón inundaba las cuestas, desde la calle Laura Gallego hacía abajo. De ahí volvimos a casa pasando por San José del Valle, un camino algo más largo, pero cómodo, rodeado del abrazo forestal.

Como dice la máxima cateta: yo vivo donde tú veraneas. O inverneas. Me viene a la mente el ministro de Cultura, Ernesto Urtasun, que declinó la invitación institucional para ir a la inauguración de la catedral de Notre-Dame en París, imagino que más por una concepción errónea del concepto del laicismo y la laicidad que por una planificación familiar del puente de diciembre, ¿no? ¿Deben los políticos disfrutar de días libres? Si los autónomos no pueden conciliar, ¿que hay más parecido a un político que un autónomo?

En estos días anteriores a la defenestración de Juan Espadas, mientras Mazón sigue escondido debajo de una piedra y Feijóo emula a Rosa Díez, leo con ganas la última novela de Rafael Marín, titulada con mucho age “Los muertos de Madrid” y que no está escrita en andaluz, sino en gaditano de Cadi-Cadi, con lo que Juanma Moreno seguramente querrá ventilársela en breve. Risa asegurada, no exenta de la calidad acostumbrada del autor.

Me pregunto cómo narraría literariamente Marín esta última época del mandato de Pedro Sánchez, el cabreador de jueces. La trama de Ábalos, Delcy, Koldo, Aldama, García Ortíz y Begoña da para una serie cojonuda de la HBO. De varias temporadas, además, porque el final no se puede conocer aún. Una especie de “From” en la que los monstruos llevan toga y puñetas. Esta semana, salvo escaqueo, habrá novedades porque hay citaciones ante el Tribunal Supremo y el Senado. Si crear una comisión es clave para paralizar algo, que se haga en el Senado es un absurdo increíble porque nadie en su sano juicio va a declarar en sede parlamentaria sobre algo que puede traerle consecuencias en sede judicial, pero bueno, así se zahieren unos y otros, citándose periódicamente para desgastar al adversario.

Vuelvo a asomarme al balcón y veo días más fríos, emborrachados de gris, y nubes plenas de Navidad y chubascos. Pero nos queda un día aún antes de incorporarnos a la rutina, la misma que a veces sienta bien, y a veces mal. Como todo, en Andalucía.

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