Septiembre

El Alambique

07 de septiembre 2024 - 07:00

Llega el final del verano. Maravilloso, a pesar de las algas y mosquitos.

Toca agradecer al concejal de Cultura su asistencia a Los Martes de La Academia y a los que, desde Bellas Artes, se implican para que cada año sigan desplegándose cultura y convivencia a través del desarrollo de las actividades previstas.

Han sido un privilegio al alcance de cuantos desearon asistir. Agradecemos a cada conferenciante su generosa implicación. A las Bodegas de Osborne su colaboración desinteresada. En nuestra querida Iglesia de San Francisco cerramos las actividades veraniegas con un concierto espléndido y lleno total. El Puerto respondió a la generosidad de las tres figuras que lo hicieron posible: el reconocido portuense Pedro Salvatierra, su hija Elena y el barítono Antonio Leiva Torán. No encontramos palabras suficientes para explicar tanto disfrute. A nuestro pianista y a su hija ya habíamos tenido ocasión de disfrutarlos. La sorpresa gratísima fue la voz del barítono. Ojalá podamos seguir contando con ellos. Todos salimos emocionados y deseosos de que pueda repetirse.

Entretanto, las playas se van vaciando y los visitantes se marchan.

Una amiga me llama desde el norte. Desea regresar unos días y se sorprende de no encontrar reserva para cenar... Le explico que septiembre tiene también sus afiliados. Que este fin de semana, además, se celebrará el Día de la Patrona. Fiesta grande. Que casi todo El Puerto, los que van a misa y los que no, los muy rezadores y los que no, los agradecidos por la vida que llevan y los “no tanto”, acudirán a su paso llenando los rincones de nuestras calles con un respeto casi común, que nos transportará a la infancia y reivindicará el derecho de vivir plenamente nuestras tradiciones.

Cuando la Patrona pase por delante de donde solemos verla, sentiré que hago lo que mi madre y mi abuela nos enseñaron. Ignoro si suena a cursi o alguno no lo crea. Cada lector está en su derecho. Pero, señores, ¡qué privilegio es la fe! Ese batiburrillo instalado entre el creer y el dudar para volver a creer. Qué privilegio vivir aquí, en esta ciudad y que, quienes viven fuera, sigan queriendo regresar.

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