La Corredera
Muchas felicidades...
Diez horas en coche, ocho en tren, unas pocas menos en avión. Muchos kilómetros y muchas horas me han separado durante los últimos años de Valencia. Muchos me separan de mi familia. Pero desde hace unos días les siento más lejos que nunca. Sin agua, sin luz... Encima me dicen, como el que no quiere la cosa: “Ahí voy a ver si encuentro algo de pan y comida para mamá”. Y yo aquí, con mi nevera llena, con panes de todo tipo y con un grifo que, en momentos como éste, es cuando más lo debemos valorar. Están todos bien a pesar de que mi hermano tuviera que irse para Valencia porque una montaña de coches no le dejaba entrar en su propia casa, en Catarroja, mi hermana ha perdido su coche, mis sobrinos se están dejando el pellejo como voluntarios dándolo todo por los que no han tenido tanta suerte como ellos... Te siento muy lejos, Valencia... Y poco puedo hacer más que llamaros por teléfono para sentiros algo más cerca.
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