La Corredera
El sistema o el que lo inventó...
La Corredera
Digo y redigo que no pretendo culpar a nadie. Cuento todo tal como me lo contaron. Conozco desde hace tiempo administrativos de las oficinas estatales, municipales y provinciales. Hay de todo como en Botica, pero no se trata de ellos, se trata, creo yo, del Sistema. Esa palabreja tan conspicua y tan hueca que lo dice todo y no dice nada. Y fruto de ella es lo que a continuación cuento.
Estaba cojo. No podía andar sin ayuda de las muletas. Tenía que dejar el coche en un sitio alejado del lugar de su trabajo. Y precisaba ocupar uno de los asentamientos designados para minusválidos. ¿Qué hacer? Fue a la oficina del Ayuntamiento y allí entregó los dictámenes de los traumatólogos y le dijeron que esperara. Pasó el tiempo y el seguía cojo con su cojera. Le indicaron ir a reclamar a Cádiz y allí le llevaron. Era en una oficina debajo del Estadio Carranza. Pero allí le dijeron que no, que tenía que ir a la Plaza de Asdrúbal, un gran edificio, y en él una oficina de la Seguridad Social. Pero repitieron lo mismo, que no que era allí sino en la oficina sita bajo el Estadio Carranza.
Pero lo más grande son las colaterales. Resulta que le pedían si tenía cita y contestaba que había llamado decenas de veces a su teléfono y siempre contestaba el aparato “lleno”. Y no podía pedir cita si no podía hablar y pedirla porque una y otra vez hasta la extenuación repetía “lleno”. Por lo visto el dictamen del traumatólogo que llevó no servía, tenía que supervisarlo otro de la administración. Y lo mismo en el caso referido que era de una cojera, pero que lo mismo puede suceder, según me cuentan, para lo que sufren una EPOC, un infarto o insuficiencia coronaria, un operado de prótesis de cadera o rodilla, un amputado de pierna o brazo o un paciente con claudicaciones vasculares y arteriales, que por dichas causas o por una está cojo.
Total, señoras y señores, le dijeron verbalmente que le llamarían dentro de año y medio. Se quedó de piedra y hasta el guardia de seguridad, que por cierto allí había, tuvo que sostenerlo para que no se cayera de la admiración que le produjo la noticia. No protestó ni hizo alardes de asombro, solo le dijo al referido guardia que, visto lo visto y suponiendo, a él le debían dar la cruz laureada de San Fernando. Se rió el muchacho. ¿Lo comprendería?
Quiere decir, queridos amigos, que una inspección corroborara para un lisiado, en este caso cojo de una cojera que le impide andar con normalidad, tarda nada más y nada menos que año y medio. Vivir para ver. ¿Sabéis lo que dijo el cojo en aquel departamento y como única reacción ante tamaña noticia? “Estamos en Tanganika o en Ruanda Burundi”. Y se fue cojeando con sus muletas.
P.D. ¿Quién sería el super inteligente que lo inventó? A lo mejor tradujo la frase latina cogito ergo sum en lugar de “pienso luego existo” en “cogito no lo es”. O bien se acordó de aquel dicho: ‘Se pilla antes a un cojo que a un mentiroso’.
También te puede interesar
La Corredera
El sistema o el que lo inventó...
Un mundo con incertidumbre y desencanto al alza
El parqué
Álvaro Romero
Tono mixto
Desde mi córner
Luis Carlos Peris
España está en buenas manos
Lo último
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Liberty Trump
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Por libre
Yo te digo mi verdad
Manuel Muñoz Fossati
La magia de la política
El pinsapar
El tema