Quiénes son los Reyes Magos

Náufrago en la isla

30 de diciembre 2024 - 06:00

Como en La Isla somos como somos, ahora andamos peleándonos por el sistema de elección de los Reyes Magos. No los de verdad, que esos son y serán siempre Melchor, Gaspar y Baltasar por designación directa y divina, sino por los que deben encarnarlos aquí en el pueblo cada noche del 5 de enero, al igual que ocurre en miles de municipios españoles. No se ponen de acuerdo en el Ayuntamiento, que se pierde en debates sobre la participación de la sociedad isleña en tan 'importante' decisión.

A lo mejor todo está mal pensado desde el principio, y se me ocurre que una vez más los intereses de la política y de las élites (si es que tal cosa existe en San Fernando) divergen absolutamente de la realidad de las cosas. Partamos de una verdad que creo aceptada por todos: los verdaderos protagonistas de la noche de Reyes y de todo lo que gira a su alrededor son los niños. Y a estos les importa poco menos que un rábano de cartón el nombre y el historial de los falsos Reyes Magos, puesto que ellos tienen claro que los que están viendo ese día y viven en sus sueños durante muchas fechas son los auténticos e inmortales Sabios de Oriente. Más tarde, cuando se planteen cosas, sabrán lo de los padres y todo eso.

Plantear la designación para representar el papel de esos seres de generosidad infinita como un premio o un reconocimiento personal a los elegidos combina dos gestos: el de evaluación de los candidatos y el de orgullo o vanidad de estos, comprensibles pero insignificantes para los más pequeños, que nunca sabrán si Melchor es aquel profesional, Gaspar es en realidad aquella empresaria o si Baltasar tiene la cara pintada de negro o su color es natural. Ni falta que les hace.

Hay que alabar la entrega de los que año tras año son elegidos para tales cargos efímeros, y la dedicación que ponen en su desempeño, pero a lo mejor sería más productivo para todos si esos papeles fueran encargados simplemente a actores profesionales, lo que además redundaría en creación de empleo. Llegar a hacer de todo esto un debate político alcanza una categoría de fantasía que nunca pudieron imaginar los creativos guionistas de la tradición cristiana, aquellos que se inventaron lo de la Estrella, los camellos y el atrezzo del oro, el incienso y la mirra, y a los que nunca estaremos suficientemente agradecidos por llenar de alegría nuestras noches infantiles.

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