Supervivencia

Desmontamos el nacimiento. Envuelvo cada figura y las coloco en su caja. Los corchos y piedras ostioneras de tantos años los llevo al los mismos rincones hasta el año que viene. Al colocar las rocas rodeando un jazmín para que los pequeños no jueguen con ellas, descubro una caja pequeña de cartón, humedecida por el rocío de estos días. Se escapan por sus bordes unas hojas largas de más de diez centímetros. Abro. Son unos bulbos que arranqué hace unos meses de la entrada de la casa. Los guardé para devolverlos al lugar cercano a la playa, de donde proceden, hace más de cuarenta años. Entonces casi todo lo que nos rodeaba eran espacios verdes.

Han brotado sin tierra. Merecen vivir. Sin duda, voy a procurar enterrarlos en el mismo lugar. Tengo el día complicado con actividades extras, preciosas. Las organizo en ese duermevela que tenemos los que nunca nos aburrimos: paseo temprano por las dunas y entierro los bulbos. Como acabaré cerca de la biblioteca María Teresa León puedo aprovechar para llevarles algún ejemplar de mi nuevo libro. Por la tarde lo llevaré a Alfonso X y a la Academia. Siempre lo he hecho al día siguiente pero esta vez no pudo ser así. Ayer recibí más. Sigo pensando desde la cama. Y recuerdo algo muy importante: por la tarde el grupo de Manos Unidas tendremos una reunión en La Milagrosa. Hay que repartir el trabajo. Entre ellos, la entrega en mano a los responsables de los supermercados Carrefour de las cartas solicitándoles permiso para la próxima cuestación que será el 8 de febrero. Siempre nos permiten hacerlo. Desde aquí nuestro agradecimiento.

Me levanto poco antes de las seis de la madrugada. Rehago las cartas del año pasado de peticiones, actualizándolas. Las enviaré a la delegada. Entonces veo en el almanaque que es viernes. Que tengo que enviar el artículo.

Y me doy cuenta de que lo pensado, y luego escrito, va de supervivencia. La prioridad de sobrevivir ante el hambre que padecen los países más pobres. La de cuidar el medioambiente permitiendo el rebrote de los bulbos. El deseo de permanecer en nuestras bibliotecas.