Tercer recorte de la Fed en 2024
The Champions
Más allá de lo amarillo
Ayery anteayer asistimos al capítulo de Champions. Los equipos españoles hicieron una labor desigual. El Aleti, demasiado desigual. Vimos un equipo deshilachado, inapetente, sin delantera, y, sobre todo, sin defensa. Precisamente esa línea que tanto refuerza el siempre excitado Simeone, aunque crea que por aportar material humano, juega con cinco en línea, la cosa se ha resuelto. Defendemos con la delantera, seguimos con el medio campo y terminamos con la muralla más atrasada. Lo de muralla, en esta ocasión, no es más que un maquillaje inútil. Al Aleti le llegaron los goles en racimo. Y se puede perder, como los blancos, por 1/0; pero en Lisboa fueron cuatro alegrones lusitanos, lo cual entre equipos parejos y con la tremenda igualdad y aptitud total que le ponen en esta competición los equipos se convierten en insoportables, en hipercompetidores. ¿Estará la cuadrícula Simeone agotada? En la vida todo se termina. Que se lo piensen. Y eso que Oblak, a quien quisieron echar este verano, esta vez no tuvo la culpa.
El otro equipo de la capital de eso que todavía llamamos España estuvo para descambiarlo. Parecía el Exglorioso. Con eso lo digo todo. Carlitos -me fastidia eso de Carleto- también parece haber extraviado la brújula. Perdón, quise decir Kroos. La brújula tiene nombre y apellidos. Fabricación alemana. Muchas pruebas en el centro del campo y la cosa no varía. Tantos hombres tan altos, tan musculosos, no es un centro del campo, sino una muralla delante de la defensa. Defienden, pero no crean. Miran más a Lunin que al portero rival. Pese al esfuerzo de ese pelotero de tronío que es Bellingham, el jugador más elegante de la Liga, el que más nos recuerda a Di Stéfano, Vinicius desaparecido, Endrin alocado, y la casa sin barrer. Y Ancelotti sin saber qué hacer, excepto emplazar a Kross en sus pesadillas nocturnas. ¿Cuándo se van a enterar los currantes del balón que en el área hay que tener las manos recogidas? En el partido del Exglorioso, una mano igual. Bueno, es un gol, no pasa nada, tenemos tiempo. Mas siguieron semidormidos hasta que llegó el famoso arreón blanco de siempre de los finales, cosa arriesgadísima si no te sale. Porque esta vez se encontraron con el azar en contra y un Chevalier (de la Table Ronde) inconmensurable. Ni Mbappé consiguió cambiar el decorado. ¿Estaba Rodrigo lesionado quizás?
El día anterior, por fin pudimos ver a un equipo español ganar. Y holgadamente. Cinco a cero. Sólo un gol más de los que encajaron los rojiblancos en la bella Lisboa. Al fin vimos fútbol. Aunque frente a un pequeñín Young Boys. Pero con algo hay que consolarse. Lo que faltaba habría sido perder con los suizos. La caraba. Flick se ha ganado la estimación de todos. De valiente llega a ser temerario. Se las ha jugado varias veces… Con gran éxito. Hasta que acudieron confiados al dificilísimo ejido del Osasuna. Chicos con diecisiete años que nunca han pisado la primera, no siempre van a dar la talla. Tanto fue el cántaro a la fuente que le metieron la bolita cuatro veces. Como al Aleti. Pero, en cambio, le ha salido de perlas el resto de los ensayos, unos ensayos promovidos más por las innumerables bajas de los granazules que por la valentía del coach germano. Pero de todas maneras hay que reconocer que este equipo ha dado un giro espectacular, que el equipo que parecía un velatorio, ahora brilla. Ha resucitado a Lewa, ha hecho un hombre a Casadó, no se queja de los árbitros, ni de la hierba demasiado alta ni de perder por jugar a la luz del día, etc.
Para terminar, ¿se han fijado ustedes la cantidad de balones que meten los defensas en su propia puerta? Atiborran el área de gente y, al menor centro, les tropieza la redonda en el tobillo, quieren rematar y la meten dentro imparablemente, etc. ¿Se han fijado ustedes cómo cambian los equipos en la Champions, parecen otros? Excepto el Aleti, ¿verdad, Simeone?
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