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El Alambique
Jesús Andrades
Cositas de El Puerto
Al final voy a tener que darle la razón al muchacho este con nombre de canción de Miguel Ríos. Mira que no comulgo yo con ninguno de estos asilvestrados pieles rojas, pero lo que es, es. Les cuento. Ayer salí de casa temprano. Vestida de riguroso negro como es mi costumbre. Y más en estas fechas próximas a la Cuaresma en que Don Carnal acecha por las esquinas para levantarme la bajera. Como me levanté torpona de las piernas, por mor de esta humedad tan de Cadi, me ayudé en mi caminar con un bastoncito con el puño de la misma plata que los enseres del Medinaceli, porque por mis años ya pego alguna que otra cojetá, vamos, que no puede decirse que vaya más derecha que un cirio del Ecce Mater. El caso es que, de repente, se me para un gachó en la esquina de Cervantes con Torre y me dice: esquiusmi, esquiusmi, uan foto plis. A una, que el B1 le suena a Hundir la Flota, le entró por un oído y le salió por el otro. Pero nada, el fulano no cejó en su empeño. Así que me cerró el paso y con su cara de breca me hizo un retrato con una cámara como la que llevaba el pobre Juman. ¿Será descarado? Su esposa, una pelirroja con más kilos de más que la batea del coro de Luis Rivero, me explicó en un español macarrónico que su caballero andante estaba montando una exposición costumbrista del Cádiz más rancio. ¿Rancia yooooo? Ahí ya no pude más. Cogí mi bastón, les apunté al pecho y les dije: ra tatá tatá tatá tataaaaa... sois unas ratatatá ratatatá tatá tataaaa. Antes to esto era barrio mamarrachos.
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