
El Alambique
María González Forte
Mujer y copla
Tribuna Económica
En una decisión tomada en un complejo e incierto entorno económico, el Banco Central Europeo anunció ayer una reducción de 25 puntos básicos en sus tipos de interés, situando la tasa de depósito en el 2,5%. Esta medida, la sexta bajada, era ampliamente esperada y busca estimular el crecimiento económico en una zona euro afectada por conflictos geopolíticos y cambios en las políticas internacionales. No obstante, de las palabras del comunicado de ayer puede sospecharse que a partir de ahora el BCE será mucho más cauteloso respecto a futuros recortes.
Las previsiones siguen mostrando, como en las últimas reuniones, un control de la inflación, pero sin que se alcance completamente el objetivo, y una clara debilidad en el crecimiento. Así, indican que la inflación se mantendrá en niveles superiores al 2%, situándose en un 2,3% para 2025, principalmente debido al aumento de los precios de la energía. En cuanto al Producto Interior Bruto, se espera un crecimiento del 0,9% para 2025, con una ligera mejora en 2026 y 2027.
Con este escenario, el BCE, buscando un equilibrio entre estas dos variables, tenía margen para proceder a esta sexta bajada. Sin embargo, para las próximas reuniones, la incertidumbre de cómo evolucionarán es máxima. Está por ver cómo influyen las numerosas acciones y reacciones que se están produciendo respecto a la incipiente guerra comercial global; las derivadas de las tensiones geopolíticas, entre ellas, la falta de apoyo a Europa en temas de seguridad por parte de Estados Unidos y la respuesta europea incrementando el presupuesto en defensa en 800.000 millones de euros; o, por citar otro de los hechos más relevantes, la mayor revisión de la política fiscal en Alemania desde la reunificación del país, tras el anuncio de una reforma histórica del gasto por el canciller alemán electo, Friedrich Merz.
Las declaraciones de ayer de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa, reflejaban bien todas estas conflictivas y controvertidas cuestiones. Por una parte, advertía que “La gran incertidumbre, tanto a nivel europeo como internacional, está frenando la inversión y los desafíos de competitividad están afectando a las exportaciones”. Pero al mismo tiempo afirmó que “el gasto en defensa e infraestructura también podrían contribuir al crecimiento y también podrían elevar la inflación a través de sus efectos en la demanda agregada”.
En términos objetivos, lo único que puede señalarse es que, hoy por hoy, el BCE estima que está muy cerca del punto neutral. Un significativo cambio de redacción en el comunicado permite aventurarlo. Hasta ahora, venía describiendo su política monetaria como “restrictiva”, y aunque ayer se siguió utilizando la palabra “restrictiva” en referencia a su postura de política monetaria, se hizo de una forma diluida, calificándola de “suficientemente restrictiva”. De esta forma, es posible que el BCE pueda plantearse una pausa o un alto en los recortes. No obstante, y como viene siendo habitual, la institución señaló que las próximas decisiones de política monetaria dependerán de los datos futuros, adoptando un enfoque flexible que refleja la incertidumbre actual y la necesidad de adaptarse reunión a reunión a un entorno económico en constante cambio.
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