Urbanidad natural

La Plaza del Rey resulta casi intransitable a las horas en las que el sol se empeña con más fuerza en demostrarnos que es el astro rey

Marinos ilustres

29 de julio 2024 - 09:22

San Fernando/La mejor parada de autobús que conozco en San Fernando está muy cerca de mi casa, la mejor situada, la mejor acondicionada y probablemente la más sostenible. No lo digo como usuario, sino como simple observador que pasa todos los días junto a ella. Su idoneidad no se la da el diseño, ni los materiales de los que está hecha la marquesina, ni la información que ofrece sobre las líneas urbanas a las que sirve, que supongo que cumplen los estándares requeridos. Su condición de ideal se la otorga una acacia antigua situada justo a su lado y que ofrece una generosa y bien calculada sombra a los que esperan, plantada quién sabe cuándo y seguramente por alguien que no esperaba que allí se situara este equipamiento.

Por supuesto, la marquesina tiene techo, pero ya sabemos que ese complemento siempre resulta escaso tanto para la lluvia como contra el sol. La acacia salvadora amplía el parasol sin que necesite más mantenimiento que un riego suficiente. No precisa pintura ni arreglos y todo lo más se expone a que alguien grabe en su corteza alguna declaración de amor, ese vandalismo romántico tan en desuso como todo lo que lleve ese apellido.

A veces la naturaleza o el azar nos ofrecen a simple vista las soluciones adecuadas, y pensaba en ello al ver el modesto árbol protector muy cerca del Hospital de San Carlos y compararlo mentalmente con el infierno que supone la Plaza del Rey en los extensos mediodías de verano. El espacio público principal de San Fernando quedó espléndido y le da un protagonismo merecido a la imponente fachada del Ayuntamiento, a la vez que proporciona una plataforma inigualable para las concentraciones festivas, pero resulta casi intransitable a las horas en las que el sol se empeña con más fuerza en demostrarnos que es el astro rey. Y eso ocurre, últimamente, cada vez con más frecuencia.

El humilde, y por desgracia solitario, árbol es a mi modesto entender una lección de urbanismo que nos ha sido impartida desde el principio de los tiempos, gratuita y generosamente, y que parece que nos empeñamos en olvidar como aquellas asignaturas desaparecidas que se agrupaban bajo el concepto hermoso de Urbanidad.

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