Pablo-Manuel Durio
Valcárcel: Se ríen de nosotros
Lo venden como un éxito. El “ahora sí” de Valcárcel. El acuerdo definitivo para acabar con el amenazante estado de un histórico edificio, privilegio que ya quisieran en otras ciudades y que en Cádiz nadie ha sabido solucionar en lo que llevamos de siglo XXI; al mismo tiempo que procurarle una nueva vida después de tantos intentos fallidos en el pasado. Pero lo cierto es que uno mira las imágenes y escucha las declaraciones de este lunes en el Ayuntamiento y no puede evitar retrotraerse a octubre de 2022. Mismas instituciones, mismo objetivo, pero con distintos protagonistas. Y, sobre todo, con muy diferente planteamiento y compromisos.
El nuevo acuerdo sobre Valcárcel parece, a todas luces, cogido con pinzas. Demasiada indefinición, que debe hacernos temblar; porque si hace dos años casi y medio el acuerdo estaba prácticamente ultimado y detallado y terminó quedando en agua de borrajas, en esta ocasión todo está en el aire desde el punto de partida.
Demasiadas dudas encierra la operación en este histórico inmueble de la Viña. La más importante es la económica, donde el baile de cifras vuelve a ser más que notable, como viene siendo habitual cuando se zarandea el proyecto de Valcárcel.
En su momento, la intervención pasó de los 14 millones iniciales, cuando la Junta del PSOE acordó con la UCA de González Mazo trasladar a Cádiz la facultad de Educación, a los 50 millones que alcanzó el mismo proyecto, ya en tiempos del gobierno andaluz de PP y Ciudadanos y con Piniella de rector. 50 millones para una intervención que ya entonces dejaba fuera las instalaciones deportivas, cuya financiación quedaba en el aire con el compromiso de las cuatro administraciones (Junta, Diputación, Ayuntamiento y UCA) de asumirla, sin detallar cuánto cada una y cómo.
Ahora, de un plumazo, la financiación baja a los 20 millones de euros. O mejor dicho, “a un mínimo de 20 millones”, como anunció el alcalde, reflejando así la primera apariencia de fragilidad del acuerdo. ¿Significa que hay un mínimo de 20, y un máximo que nadie sabe? ¿Insinuaba acaso Bruno García que volveremos a ver un progresivo aumento del presupuesto según avancen los meses, como ocurrió tiempo atrás o como ha pasado con la Ciudad de la Justicia, por ejemplo?
En ese mínimo de 20 millones hay una administración altamente beneficiada, la Junta de Andalucía. En el acuerdo anterior, el pactado en octubre de 2022, la administración andaluza se comprometía a abonar nada menos que 31 millones de euros, que se han reducido drásticamente hasta los 3 millones que se anuncia ahora. Toma ya.
En el lado contrario estaría la Universidad, que de tener comprometida una inversión de 8 millones tendrá que asumir ahora un mínimo de 10; aunque en su caso, a esos 8 millones es cierto que tenía después que sumarle otros 3 millones en los que se había presupuestado el 50% del equipamiento que necesitaría esa facultad de Educación que no verá Valcárcel. Así que, más o menos, sigue estando la cosa pareja, a falta de concretar en qué se queda ese “mínimo” de 10 millones de euros.
Por su parte, tanto Ayuntamiento como Diputación sí mantienen las cantidades comprometidas. 5 millones en el caso del Ayuntamiento, que se hará cargo de la urbanización del entorno con esa nueva plaza ideada por Bruno García en la trasera del edificio; y 3 millones por parte de Diputación, que se corresponde con la cifra prevista de ese 50% del equipamiento al que se había comprometido en el acuerdo inicial.
En el plano económico no es menos llamativo las nuevas cifras presupuestadas. Así, la rehabilitación de un edificio que en el año 2022 se había previsto en una cifra exacta de 26.405.620,12 euros, según los estudios de la propia Universidad, de repente en este arranque de 2025 cae hasta los 6 millones. Es decir, se dejan 20 millones de euros por el camino para rehabilitar el mismo edificio que hace dos años y medio, con el encarecimiento del coste de las obras que se viene produciendo desde entonces. Todo un misterio.
Del mismo modo, el Ayuntamiento sigue invirtiendo 5 millones de euros para el mismo fin que tenía antes, la urbanización exterior. Pero con una salvedad que no es menor: a lo que tenía que urbanizar antes por 5 millones se le suma ahora el derribo de las naves situadas entre Valcárcel y la calle José Celestino Mutis y la creación en su lugar de una plaza pública. Una operación que hace dudar de los cálculos económicos. Es más, la urbanización del proyecto anterior correspondía, en un 73%, al inversor que debe construir el hotel en las antiguas pistas deportivas; un porcentaje que deberá cambiar ahora drásticamente con el nuevo planteamiento de abrir esa plaza hacia la calle José Celestino Mutis con esa nueva calle que conectará la Caleta con Martínez Campos.
A todos estos cambios de cifras se le suma otro gran interrogante: el futuro en sí del edificio. ¿Qué va a albergar el antiguo centro de enseñanza? ¿A qué lo va a destinar en concreto la Universidad? A día de hoy, lo que a priori debiera ser primera clave del proyecto sigue en el aire, porque la UCA aún no ha aclarado, porque parece que no lo tiene claro ella misma, qué enseñanza, qué grado, qué máster, qué oficina o qué departamento va a trasladar a Valcárcel. O va a crear en Valcárcel, porque a raíz de hablar del edificio se ha sabido ahora que Cádiz aspira a tener Facultad de Farmacia, de lo que hasta ahora no se había hablado.
¿Se puede rehabilitar un edificio sin saber qué uso se le va a dar? ¿Los 6 millones ahora planteados se circunscriben a las tres fachadas exteriores simplemente, y el día que haya que meterle mano al interior, otro gallo cantará?
Demasiados interrogantes, pues, para un proyecto que se presenta como definitivo pese a estar repleto de pinzas. Muchas dudas visto lo visto en anteriores ocasiones y en acuerdos pasados que terminaron en agua de borrajas. Y una gran sensación de que alguien, o algunos, se está riendo de nosotros.
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