El Alambique
Manolo Morillo
Vaya valla
El Alambique
Ya estamos otra vez. Parece que el tiempo no pasa, o peor, parece que el tiempo pasado del verbo volver quiere volver a volver. El 21 de julio de este año 2025 se cumplirá la friolera de 40 años que mis amigos los ecologistas –¿qué sería de nuestros pueblos y ciudades sin su constante celo por el patrimonio natural que nos rodea?-, a bordo de automóviles, motos y bicicletas fueron en ejemplar marcha verde a reivindicar la retirada de la talanquera que impedía al común de los ciudadanos –usted mismo o mi abuela Cristobalina- acceder libremente a las playas de Vistahermosa.
La polémica en torno al carácter privado o público de las citadas playas estaba en plena efervescencia por aquellas fechas. Gracias a la iniciativa de los verdes, Juan Melgarejo, promotor y presidente de la selecta urbanización en aquél verano del 85, accedió a permitir el libre acceso a las playas por la zona reservada a los propietarios retirando la controvertida valla pamplinosa.
Pero parece -como decía al principio de esta columna-, que el tiempo no quiere pasar de largo y los actuales responsables de la urbanización de Vistahermosa, parece ser que de acuerdo con el Ayuntamiento, pretenden volver a rememorar épocas pasadas dándole coba a la gente, en este caso peatonalizando el tramo de la avenida del Club Mediterráneo que la urbanización cerró hace unos meses mediante la instalación de unos pivotes. Eso sí, nos autorizan a caminar, a andar un poquito más que es muy bueno para la salud.
No está mal eso de peatonalizar para cuidar de forma excelsa nuestra salud cardiovascular y eliminar de paso el tráfico rodado allí donde la ciudad lo requiera, pero una cosa es eso y otra bien distinta es impedir el acercamiento con automóvil hasta los accesos a la playa de todos a capricho y conveniencia de unos cuantos.
No creo que en los tiempos que corren sea bueno indignar aún más a los paisanos y visitantes del lugar con prácticas que ya creíamos erradicadas de nuestros usos y costumbres en el siglo pasado. La cosa no está para poner nuevas barreras, ni mucho menos para calentar al personal más de lo que está, espero, confío, supongo y deseo que la racionalidad vuelva a sobresalir por encima de intereses particulares.
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