El Alambique
J. García de Romeu
De Sal y Estero
En 2022 se marchó Carlos Pacheco, uno de los grandes dibujantes de cómic de todos los tiempos. Ahora ha sido Andrés Vázquez de Sola, dibujante también y caricaturista mundialmente reconocido. Dos ilustres de San Roque, cuya obra convergerán en el Centro de Arte Contemporáneo, abierto en la ciudad en marzo de este año. Pudo Andrés ver plasmada esta iniciativa en la que se venía trabajando desde hacía algunos años.
De ese proyecto podrán hablar otros con mayor propiedad, pero sí me gustaría dejar constancia de lo que, a mi modo de ver, considero realmente importante: el reencuentro del artista con su tierra natal después de una discordia que perduraba demasiado tiempo.
A Andrés Vázquez de Sola lo conocí cuando regresó de su exilio en Francia tras la muerte del general Franco. Artista reconocido –sus trabajos aparecían en publicaciones francesas como Le Canard Enchainé, Le Monde, Le Monde Diplomatique o L’Humanité– prefirió establecerse en su ciudad, donde pondría en marcha una fundación que trajo a dibujantes de humor como Chumy Chúmez, Mingote, Forges, Peridis o Puig Rosado.
Paralelo a ello desarrolló una actividad política en la localidad como militante del Partido Comunista. Más adelante, en 1985, organizó el homenaje de cerca de una treintena de dibujantes del mundo a Carlos Castilla del Pino. Después vino el fiasco del Centro Internacional del Humor y de la Sátira, pasando a residir en el pueblo granadino de Monachil.
En 2013 volví a coincidir con él en Algeciras con motivo de un homenaje organizado por Izquierda Unida al amigo común, el pintor Gómez Macías. Andrés se refirió entonces “a la buena gente de San Roque” con nostalgia y amargura. Yo entendí que era el momento de tender un puente, y en una columna en Radio Algeciras, manifesté: “Yo hago desde estas líneas un llamamiento a la cordura y al reencuentro. Esa ciudad cultural que es San Roque no puede ser ajena a Vázquez de Sola. Ni éste puede olvidar a su pueblo, en el que se estableció tras su exilio en Francia. Ese nuevo exilio interior no puede prolongarse por más tiempo”.
Después de conversaciones y algún intento fallido, que el mismo artista lamentó, informé al alcalde Ruiz Boix de la buena disposición de Vázquez de Sola a establecer un sincero y abierto contacto. Así fue. En 2015 acompañé al alcalde y a la entonces concejala de Cultura, Dolores Marchena, en la primera visita a casa del dibujante.
No hubo que romper hielo alguno. Alcalde y artista, paisano y paisano, congeniaron de inmediato. Comenzaba un momento nuevo en la vida de Andrés, el momento que más deseaba y que había esperado durante veinticuatro largos años.
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