En venta

El desarrollo normal de los hechos. La Venta de Vargas no podría soportar el vacío de una generación. José y Lolo, los sobrinos de María Picardo, se hicieron con toda normalidad con la dirección y la propiedad de establecimiento porque estaban allí desde toda la vida. Lo que ocurrió con los actuales responsables, estaban allí, con sus padres, desde siempre. Pero claro, la mecánica no se va a repetir hasta el infinito. Y los hijos de esta generación han ido a la universidad, tienen sus carreras, una profesión… menos sacrificada que la hostelería. Entonces los padres, en previsión de todo esto han tomado una de las decisiones más difíciles de su vida: poner a la venta la Venta. Cuatro millones de euros. Tampoco es tanto pues son ocho herederos a repartir. Pero saben muy bien que una cosa es el valor y otra el precio. Y del “valor” ha entendido enseguida Patricia Cavada. La emblemática Venta, pared con pared con lo que llaman Centro de Interpretación de Camarón, conforma un espacio que no puede darse al albur. De alguna manera hablamos de dos museos separados por un tabique de ladrillos. Lo que le falta al Centro de Interpretación está en lo inasible de la Venta de Vargas, y en la superficie que aportaría y que le falta a la actual instalación. Porque está claro que hay que ser ambicioso con estas cosas. Cuanto más, mejor. Y es cuestión de echar a la imaginación lo que sería integrar la magia de la Venta en donde estuvo toda su vida José Monje Cruz al espacio expositivo, al Centro de Interpretación Camarón de la Isla. Por eso la alcaldesa va a llamar a las familias Picardo a una reunión clarificadora. No creo que esperaran esta deriva, tampoco yo lo esperaba. Es lo que ha desarrollado Patricia Cavada en estos años, un instinto especial para ver más allá de los hechos mostrencos e inevitables. Estemos atentos, pues, a esa reunión y a sus resultados. Es que además la familia ha iniciado con tiempo esta apuesta, sabe bien que esto no es de hoy para mañana, la noticia tiene que llegar a los inversores, al negocio hostelero. Y luego debe venir, inevitablemente, una negociación larga, de abogados, garantías y legalidad. Saben que venden mucho más de lo que está a la venta pero les empuja la visión de un horizonte en donde lo van a estar la joven generación de los Picardo. Eso espolea y angustia. Cuando, además, siempre la muerte acecha, como ocurrió a un querido camarero de la Venta, que era como familia. Se fue de pronto, con poco más de 50 años. Todo esto ha entrado en la picadora de recuerdos y miedos, en el día a día de uno de los lugares con más encanto de San Fernando. Mundialmente conocida Venta de Vargas.