El Alambique
Belén Domínguez
Suciedad
El Alambique
Cada año, para gustos colores, desde adiós al peor año del mundo mundial, al clásico este es mi año. Después de algún tiempo pisando la misma tierra he conseguido averiguar que, al fin y al cabo, nada es blanco o negro, ni gris perla, ni gris marengo, pero mucho menos, es blanco roto o algodón, la verdad es que no existe gama de colores, paleta o composición que agrade o pueda definir a alguien. Un único denominador común nos llena a todos. Cada año, en mayor o menor cercanía, brindamos por alguien con quien ya no podemos hacerlo, familia, amigos cercanos o lejanos, pero todos tenemos a alguien a quien abrazar en el cielo. Del mismo modo, como la vida misma, todos recibimos a alguien, familiar, amigo cercano o lejano que se alegra de renovar la cantera. Un ciclo que cada año repetimos, un ciclo necesario y que deja claro que esto es un constante ir y venir de sentimientos.
Despedimos un año marcado por exactamente lo mismo que los últimos… tropecientos años, momentos personales buenos y malos, alegrías y penas, lagrimas y sonrisas, en definitiva una vida, que si no fuera por esos devenires, sería aburrida y monótona. Me quedo con todo lo vivido, lo bueno y lo malo, las alegrías y las penas, los halagos, los insultos, los triunfos, los fracasos, las meteduras de pata, todo, todo forman parte de un año que no volveremos a vivir, pero que dará pie a un nuevo año que tendremos que andar, cada cual, con sus zapatos.
Adiós a un año, adiós a los buenos amigos, a los seres queridos, a esas personas que formarán parte de un recuerdo asociados a un año determinado. Bienvenido un año desconocido, un año que como el anterior nos marcará con cosas buenas, malas, mejores o peores, desconocidas e intrigantes, en ocasiones con la misma mala leche que el que se va, en otras, dulce como una primavera, y en definitiva, como siempre, todo un año por vivir. Que cada cual dedique esos momentos para repasar su año, con el animo que quiera, encogido o pletórico, porque si algo tengo seguro es que el año que se va, para cada cual tendrá un sentido propio, pero sea cual sea, seguro que no tenemos ni idea de lo que el nuevo año nos depara.
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