Manuel Lizana Esteo. Profesor De Filosofía.

La vista desde el Columela

La ubicación es privilegiada a la hora de procurar experiencias estéticas, pero es una pesadilla para satisfacer sus necesidades de escolarización

Exterior del IES Columela en la capital gaditana.
Exterior del IES Columela en la capital gaditana. / Lourdes De Vicente

03 de mayo 2021 - 06:00

Desde la azotea del instituto Columela se accede a una de las vistas más bonitas de la ciudad de Cádiz. En

esta ciudad encantadora y decadente casi cualquier rincón es un mirador desde el que poder sacar

fotos candidatas a tarjeta postal, pero el Columela tiene una ubicación única, a las puertas de las

Puertas de Tierra, que ofrece al observador que sube a lo más alto de su edificio una postal diferente desde cada uno de los puntos cardinales. Exhibimos esta experiencia estética con orgullo, aunque tampoco es que sea mérito nuestro; simplemente tuvimos suerte de que el edificio se construyera ahí. Es una parada obligada en las visitas guiadas que ofrecemos a los colegios de Primaria, durante el periodo de escolarización, para promocionar nuestro centro y seducir al alumnado y sus familias para que quieran matricularse en él. Es nuestro as en la manga, uno de los momentos estrella de la visita. A todos les encanta, pero no suele funcionar. Aparte de nuestro fiel alumnado del CEIP Campo del Sur, a pocos más conseguimos seducir.

No creo que el problema esté en las vistas, ni en el síndrome de Stendhal, que acaso pudiera hacer insoportable la contemplación de tanta belleza. En realidad, casi nada de lo que intentamos funciona, pero tal vez si nos fijamos en lo que puede verse desde la azotea del Columela, podamos encontrar algunas pistas de por qué esto es así. Lo primero llama la atención es la impresionante muralla de las Puertas de Tierra. Si te quedas en esa posición, a la derecha ves la Bahía, y el impresionante puente de la Pepa. A la izquierda, la playa de Santa María y el impresionante océano (todo es muy impresionante). El muro de las Puertas de Tierra no te deja ver mucho más allá en esa dirección, salvo las torres y las partes altas de los edificios que sobresalen detrás. Aunque no se puede ver el CEIP Campo del Sur, sabes que está ahí, cercano y accesible vadeando el muro por el paseo marítimo. En cambio, si te giras y miras en dirección a Puertatierra, ni ves nada ni sabes si está. Pues hay otro muro, bastante impresionante también, de colegios privados concertados.

La ubicación del Columela es privilegiada a la hora de procurar experiencias estéticas, pero es una pesadilla a la hora de satisfacer sus necesidades de escolarización. Nunca se ha podido ver desde el Columela, por ejemplo, la Institución Provincial Gaditana (IPG). Ahora es imposible porque ya no existe (no sabría decir si porque fue ejecutada o porque se la dejó morir), pero tampoco podía verse cuando existía, estaba bastante lejos. Sabíamos al menos que estaba allí pues era, junto con el CEIP Campo del Sur, uno de los dos centros públicos de primaria que teníamos adscritos.

"Estamos viendo cómo nos arrebatan la adscripción del alumnado de Primaria comprometida”

La mayoría de sus pocos estudiantes iban a Institutos más cercanos, pero siempre había algunos que acababan en el Columela. Entre estos y el cada vez más menguado grupo del Campo del Sur, íbamos tirando, manteniendo a duras penas dos líneas, casi siempre incompletas, en Secundaria. Sobrecoge ver cómo hay centros públicos gaditanos que desaparecen o sobreviven a duras penas mientras que los privados concertados prosperan, sólidos como los pilares de la basílica de San Pedro, con el dinero de nuestros impuestos (es una expresión manida, ya lo sé) y el blindaje de los privilegios de los conciertos, de tan dudosa calidad democrática. Muchos, como yo, pensarán que ahí está gran parte de la raíz del problema de la educación pública, pero hoy no voy a desarrollar aquí esta idea.

El caso es que, desaparecida la IPG, y ante nuestra demanda de una solución, dada la cada vez mayor escasez de alumnado con la que surtir nuestro centro, la Delegación Territorial nos propuso que nos quedáramos con un pequeño porcentaje del alumnado del CEIP Reyes Católicos, que tampoco se ve desde la azotea del Columela, y apenas si sabíamos que estaba allí. El argumento es que ese pequeño porcentaje equivalía, más o menos, al alumnado que aún quedaba de la IPG, y que ahora lo había asumido, aunque no estaba precisamente al lado, el Reyes Católicos. Olía a chapuza… Efectivamente, como quizá sepan, el AMPA del Reyes Católicos se ha puesto en pie de guerra. Es un colegio bilingüe de francés, adscrito desde siempre al IES Drago, también bilingüe de francés. No quieren que parte de sus hijos vayan al Columela, y pierdan esa continuidad bilingüística. Yo los comprendo. Tiene que parecerles que asumir al alumnado remanente de la IPG ha resultado ser una especie de regalo envenenado para ellos, que sí gozaban de una ubicación privilegiada a efectos de escolarización, que les garantizaba la continuidad en un supuesto itinerario de élite que, en sí mismo, es una rara curiosidad en el sistema público gaditano. Y bueno, aunque no resiste la comparación, tampoco el Drago tiene malas vistas.

¿Cómo es la vista desde el Columela? La de un centro antiguo, encantador y decadente al que se le está dejando morir.

Yo sé que la AMPA del Reyes Católicos (y la FLAMPA que los apoya) no tienen nada en contra del Columela. Lo sé porque lo han dicho muchas veces, dejando claro cada vez que tienen ocasión que, eso, no tienen nada en contra del Columela, que es un gran Centro, un referente histórico y todo eso. Lo sé también porque, efectivamente, es verdad que es un gran Centro. Con profesionales tan buenos como los del Drago (salen de las mismas oposiciones y de las mismas bolsas), con proyectos ambiciosos, innovadores y atractivos que complementan su condición, por defecto, de referente histórico. Pero no es bilingüe, ni en francés ni en ningún otro idioma. Si me pongo en su lugar, la protesta me parece hasta razonable. Tienen mis simpatías.

Pero no me voy a poner a llorar. Disculpen si les parezco indolente o poco empático, pero soy profesor del Columela, y aquí tenemos nuestros propios problemas. En toda esta historia a nadie se le ha ocurrido preguntar cómo se ven las cosas desde el Columela, desde su azotea, al parecer no tan privilegiada. Desde aquí estamos viendo cómo el Delegado de Educación se ha comprometido verbalmente (aún no formalmente) a satisfacer las reivindicaciones del AMPA del Reyes Católicos, cómo la dirección del Drago ha solicitado formalmente la ampliación a una tercera línea de Secundaria (ni siquiera tenía sitio para tanto nuevo alumnado), y cómo a nadie se le ocurre preguntar cómo se ven mientras tanto las cosas desde el Columela. Desde aquí estamos viendo cómo, de la noche a la mañana, nos arrebatan la adscripción de alumnado de Primaria comprometida (formalmente); estamos viendo cómo, de la noche a la mañana, nos vamos a quedar solo con una línea; estamos viendo cómo nos quedamos helados e impotentes al no ver salida alguna, rodeados como estamos de ese muro infranqueable de colegios privados concertados, y de gente a la que no se le ocurre preguntar cómo se ven las cosas desde el Columela.

Yo no es que quiera que vengan al Columela alumnos que no quieren venir. Diría aquello de “ellos se lo pierden”. Pero no puedo decirlo. Todos esos proyectos ambiciosos, innovadores y atractivos que podrían hacer del Columela un gran Centro, un referente histórico y actual, pueden quedar en nada si no tenemos alumnado. Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no hay alumnado, acabará también yéndose parte del profesorado que tuvo esos sueños. Puede que yo también.

¿Cómo es la vista desde el Columela? La de un Centro antiguo, encantador y decadente al que se le está dejando morir. Metáfora perfecta de la ciudad que se puede contemplar desde su azotea.

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