Manuel Amaya Zulueta

Viva la Copa del Rey

Más allá de lo amarillo

28 de febrero 2025 - 03:05

Desdeniño mi padre me enseñó el valor arrebatador de la Copa de España, luego del Generalísimo y ahora de don Felipe. Recuerdo a los dos alrededor de la enorme arradio del comedor. Arradio aún se oye por Botica, Trinidad y los Glacis. Prótesis. Como amoto. Aquel día jugaban Real y Athetic Club, como se dice ahora. Antes era el Bilbao. Y no sé por qué me acuerdo de Etura, porque el locutor, quizá Matías Prats, lo mencionó más que a otros. Lo que es la memoria, ¿verdad? Aquella final, siempre en la capital de España, faltaría más, creo que la ganó el Bilbao por dos a cero. Dejo la certeza de estos datos a los lectores de internet. Yo, paso.

Pues en estas semifinales de hoy, ha vuelto el furor, el vértigo, la excitación específica que de siempre disfrutó la Copa. Es cierto que el Madrid calmó el frenesí ante la hoy endeblucha Real de San Sebastián con un golazo de un nene, Endrick, que está pidiendo un uniforme blanco. Es difícil, pero sería justo. Ancelotti es de poco arriesgar. Italiano. Hay que decir Donostia, joder, me reprendió un vasco que antes vendía jamón en la calle Teniente Andújar esquina a Botica. Y Acoruña, le sigo el juego. Y Ourense, carayo, vuelvo a la carga. Reconozco que a mí me sale de pm imitar el fácil acento gallego. Y pagar con nuestros impuestos a los intérpretes improductivos de las Cortes. Bueno, dejemos el lío ese de los intérpretes español/español y vayamos al turrón de Jijona. Se dice Xixona, uno de un palmeral levantino. ¿Me queréis dejar ultimar la crónica de la Copa, con tanta toponimia castiza? Castiza a lo Unamuno. Ya que en estas semifinales de hoy, ha vuelto el furor, el vértigo, la excitación genuina que siempre gozó la Copa. Y la han montado los del Aleti y los del Barsótida. Qué partidazo. Qué pedazo de partido, Virgen Santa. Miel de fútbol, esencia de fútbol. Hace no tanto estos equipos se montaban unas batallas incruentas ciclópeas, con resultados de 5-4, 3-4, yo qué sé. Siete, ocho, nueve goles en un partido. Coco Chanel. Esos marcadores imponentes, exultantes hace que millones de personas crean en la nueva religión, paradójicamente laica. Por eso un Madrid-Barcelona tiene una audiencia televisiva de cientos de millones de adheridos a la smart tv.

¿Volveremos a los encontronazos multigoles entre estos dos grandes equipos? Ojalá. No sé. Porque ya no existe un Romario… Mordía en el área, o sea, donde residen los miuras del balompíe, quizá el mejor en ese solar. Ronaldo era otra máquina arrancando desde, a veces, cincuenta metros. Y marcaba. Véase el gol al Compostela. Vean vídeos y admiren, jóvenes de hoy. ¿Volveremos a los encontronazos multigoles otra vez? Pongo la tele y ya va ganando el Aleti 1/0. Pero si he ido a la nevera por una birrita y…Espera, el segundo. En 300 segundos los de Neptuno han achicharrado el partido, pienso. Cualquiera levanta un 0/2 contra un equipo conservador y más pensado en defender que en golear. Eliminatoria resuelta. Y de pronto, inesperadamente, surte el huracán San Flick. El Barça mezcla técnica y testosterona arrolladoramente, y mete cuatro guisantes. Esto es Cuba (expresión ya en desuso en la Tacita de Oro). Eliminatoria resuelta. Y más con lo poco que falta para el silbo conclusivo. Jajajajajaja. El Aleti acorrala a un Barça muy cansado y que erróneamente ha quitado del campo al mejor centrocampista español. Sin la bola en los pies San Flick perece. Y mandando tela, los de los colchones empatan. Viva el furbo de ataque. Cruyff prefería ganar 5/4 que uno a cero… Pero nunca habló de gustarles los empates.

stats