12.500 carranzas

30 de julio 2024 - 03:05

Llamemos a las cosas por su nombre y apellido”, se ha dicho siempre para referirnos a poner las verdades encima de la mesa, a hablar claro y sin tapujos. El Ayuntamiento de Cádiz ha elegido, sin embargo, la vía oscura para tratar el asunto de la denominación del Estadio Municipal, y ha preferido ocultar el nombre de Ramón y dejar el apellido de Carranza, eligiendo una especie de vía salomónica que, no olvidemos, acaba siempre con un niño partido en dos si la aplicamos hasta el final.

El actual gobierno municipal, víctima de sus propias palabras y de la presión del lado más radical de su partido y de la afición cadista dicen, se ha decidido por una extraña fórmula por la que, en vez de homenajear al alcalde franquista colaborador en la represión, pasa a rendir tributo finalmente a las casi 12.500 personas que en España se apellidan Carranza por papá o por mamá, según el Instituto Nacional de Estadística. Porque si el campo de deportes de la Avenida no se va a dedicar al militar y político gaditano nacido en Ferrol ¿a quién lo hace? Y si se quiere honrar su memoria, que ya son ganas fascistas, ¿por qué no lo hace claramente y en cambio se elige esta vía vergonzante?

Nos podemos imaginar el choteo generalizado si, a la hora de cumplir las leyes de memoria democrática, en este país nos hubiéramos limitado a cambiar los cientos de calles, avenidas y plazas dedicadas a Franco quitándoles el ‘Francisco’ o el ‘Generalísimo’ anterior. Tal vez pensamos que todo el Holocausto se lavaría en Alemania si empezaran a rotular vías públicas con el solo apellido Hitler y obviando el Adolf; o en Rusia y sus antiguos satélites si eliminamos el Josef de Stalin; o en Rumanía si pusiéramos Ceausescu, que no tiene que ser Nicolae, a un jardín. Los italianos se lo pasarían en grande en estos tiempos rememorando a un tal Mussolini, que no necesariamente sería Benito.

Incluso con personajes democráticos ¿qué cara se le quedará a Teófila cuando un día de estos cualquier espacio nuevo se intitule como ‘paseo de Martínez’? ¿Y quién recordará a Bruno por la ‘calle de García’? Carlos Díaz ya se salvó con su plaza, y Kichi lo tendrá más fácil porque eso no es nombre ni apellido sino un mote de Cádiz que son los que verdaderamente se quedan.

Mala idea han tenido quienes, engrosando el montón enorme de los tibios y sin saber bien de qué lado de la Historia de la Humanidad quieren estar, piensan que borrando el nombre se borra la infamia del apellido.

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