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El 29 de diciembre de 2024 fue inaugurado en la Catedral de Cádiz el Año de la Esperanza. En la de Cádiz y en las catedrales del resto del mundo, pues es una conmemoración que se organiza en todo el orbe católico. Es un Año Jubilar. Al decir esto, un sector de la gente que no ha estudiado Religión piensa que es un año para jubilarse, pero no se trata de eso, sino que jubilar viene de júbilo, que manifiesta alegría. En realidad, la jubilación también suele ser una alegría, para el jubilado y para el que lo sustituye en la empresa cuando queda la vacante.
Quizás por eso, un día antes de la inauguración del Año Jubilar, el 28-D, corrió por las redes una inocentada modelo bulo o fake news, según la cual el obispo de Cádiz y Ceuta, don Rafael Zornoza Boy, había sido prorrogado en el cargo durante cinco años más, tras cumplir la edad de jubilación. No siendo cierto, algunos lo creyeron, por tener aspecto de verosimilitud, ya que sustituir a los obispos no es tan fácil, sobre todo cuando se jubilan varios a la vez, como ha ocurrido en España.
El Año Jubilar es una tradición de la Iglesia católica que tiene carácter extraordinario. Se solía celebrar cada 100 años, después cada 50 años, y ahora la costumbre es cada 25 años. El anterior fue el del cambio de milenio, en 2000, cuando todavía era papa Juan Pablo II, que ahora es santo. El Jubileo de 2025 ha sido dedicado por el papa Francisco a la Esperanza, con el lema Peregrinos de Esperanza. Y esa intención es muy bonita, porque el mundo necesita esperanza y hay mucha gente que está desesperada. No sólo por falta de fe, sino por otros problemas relacionados con la caridad. Y es que si todo el mundo tuviera fe, esperanza y caridad, otro gallo nos cantaría, y viviríamos mejor.
Para la ciudad de Cádiz y su provincia también debería ser 2025 un año de esperanzas. Me refiero a esperanzas profanas, que también existen. Esperamos que los gaditanos y las gaditanas, en el legítimo ejercicio de sus naturales facultades, contribuyan a que no se sigan extinguiendo los seres humanos nacidos en Cádiz. ¡Qué bonita noticia sería que a final de 2025 la ciudad gane habitantes! ¿Se imaginan el arrebato de alegría causado por la incorporación de 20.000 gaditanos y gaditanas más al padrón? Se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde, pero está mal dicho, porque la esperanza nunca se pierde, ya que para Dios nada hay imposible. Y es el mensaje a tener en cuenta este año. Sin pasarse. Algunos esperan hasta que el Cádiz suba a Primera, aunque es más sensato esperar que no baje al pozo.
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