Enrique / Montiel

Tuyo, mío

El pinsapar

14 de junio 2016 - 01:00

ME han inquietado. Sí. Al parecer mi voto era de unos pero antes era de otros, se fugó. Hay votos fugados. Y la estrategia ahora es recuperar los votos fugados. Se trata de la propiedad. Nuestros votos, los que sean, son propiedad de unos, de otros. O de ninguno. Digo que la abstención parece ser que es la única opción sin dueño. No sólo en el sentido de que el que se abstiene lo hace bajo su más absoluta y total responsabilidad, no. También el que emigra de una partido a la abstención. Si votas a un partido formas parte de la propiedad de ese partido y si te fugas a otro puedes ser recuperable. La Democracia es para pensarlo. Curioso. Una suerte de 'Iglesia' en donde apostatar está absolutamente prohibido. De ahí 'los míos', 'los nuestros'. "¿Es de los nuestros?" he oído decir en ocasiones. Una pregunta definitiva, como se observa claramente. Es una mala traducción del evangélico 'el que no está conmigo está contra mí'. A muchos les ha costado la vida este axioma. En todas las épocas. ¿Es de ellos?, ni agua; ¿es nuestro?, gloria bendita. Fin de la cita, que diría alguien. Esta política viene siendo una ramplonería. Ya no se trata de la conducción de las masas, ni al cantil del muelle ni a la rotura de escaparates de tiendas de judíos. Es el incidente del otro día del tipo con el perro contra el tenderetito de Ciudadanos en Madrid. Lo colectivo también es lo individual. En algunas psicologías. Yo lo llamo para mi propio entendimiento el alma totalitaria. La he observado en algunos. Debemos pensar lo que quieren que pensemos y si no es así caiga todo el abismo sobre nuestras cabezas. Achique de espacios. Pero estábamos en las fugas, que se trata de eso, de recuperar los millones de votos que estaban aquí y de pronto, plaf, se fueron a otro sitio. Presumiblemente. Hay demiurgos que al parecer saben cuantificar los trasvases. Estos eran nuestros, aquellos de estos y aquellos. Casi cuatro millones de votos menos tuvo un partido y más de cuatro otro que había superado los diez millones no hace mucho. ¿Fueron a la emergencia, emigraron al sitio llamado conmigo no contar? Imponer candidatos no queridos por la gente no cuenta. A votar y callar. Entonces la gente se cabreó muchísimo. Antes que sillones fueron nombres, nombres antes que programas, compromisos. Pues a ese no lo voto, me tienen que matar. Y se emigra a la abstención. Hacer de la Democracia en España un tuyo, mío ha sido el principio de lo que está pasando. Porque no era tuyo, ni mío. Tenía que ser nuestro.

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