Bilbainadas

ASÍ dicen los donostiarras sobre los alardes de los del Bocho. Entre las perlas bilbaínas está la frase "los de Bilbao nacemos donde nos da la gana". Una vez le preguntaron al maestro Burgos que cómo uno de Sevilla escribía esas cosas de Cádiz, e hizo la broma bilbaína trasladada a Cádiz y al final ha quedado como si la frase fuera gaditana. Los menos avisados o los poco perspicaces la sueltan a las primeras de cambio con toda naturalidad como una gracieta local.

La realidad es que gaditanos somos los nacidos en Cádiz. Luego podemos adoptar un sentido amplio e incluir a los vecinos de la ciudad bajo el gentilicio gaditano. Y en último lugar están lo que podríamos llamar hijos adoptivos, con o sin título de tal: aquellos enamorados de la ciudad que nos pueden dar a todos lecciones sobre su historia , sus costumbres o el respeto a sus tradiciones. En este grupo incluimos a Antonio Burgos, ejemplo de gaditanía.

Lo peor es que la frase se ha convertido en un topicazo. Burgos estará contento porque aquí es de aplicación la frase "bienaventurados mis imitadores porque de ellos serán mis defectos" por la manera en que se repite. Ahora todo el mundo es gaditano, sea de Dos Hermanas o de otro sitio absurdo. Basta con que le guste el carnaval o porque nos haya visitado alguna que otra vez. Se usa la frase de manera servil y obsequiosa para gratificar los oídos de algunos que lo mejor que nos podría ocurrir es que no nos quieran tanto, que hay amores que matan. ¿Todo admirador de Cádiz es gaditano porque los gaditanos nacemos donde nos da la gana?

En realidad no decidimos donde nacer y en la mayor parte de los casos ni siquiera lo deciden nuestros padres. El lugar donde vivimos es una elección, aunque no siempre. Sí es electivo nuestro lugar en el mundo, aquel sitio en el cual pensamos que es donde deberíamos estar porque nos identificamos con su gente, su clima, su historia, sus costumbres o sus piedras.

Hay gente que la nacieron en Cádiz y aquí vive porque no ha podido hacer otra cosa. Los hay incluso que piensan que como Cádiz no hay nada, porque aquí se puso el non plus ultra pero lo más lejos que han ido fue una vez con su cuñado en un crucero y se volvieron corriendo porque no hay nada tan bonito como Cádiz.