En tránsito
Eduardo Jordá
Sobramos
DE POCO UN TODO
HE sido siempre muy del cuento de Pedrito y el lobo. Su moraleja está exenta de moralina porque tiene la nitidez de una ley científica que caracteriza a la auténtica moral. La mentira es un cáncer que produce metástasis en todo el discurso del trolero hasta llegar a instalarse en su inteligencia. Los demás terminan por no creer ni palabra suya y el mentiroso acaba sin saber qué pensar. Cada vez que un alto cargo del Gobierno dice, impertérrito, que por imperativo legal hay que soltar a Uribetxebarria Bolinaga, asesino y torturador de ETA, está soltando una mentira gorda. Como les ha recordado la Fiscalía, la ley únicamente lo permite, pero no lo impone. Entonces nos acordamos de Pedrito.
Una mentira que se dice contagia a todo el pensamiento. Por ejemplo, la frase completa del argumentario gubernamental suele ser: "Me repugna hacerlo, pero la ley lo exige". Como la ley no lo exige, uno no puede evitar dudar también (aunque le repugne) de la primera parte de la frase.
Y se sigue extendiendo la sospecha. Últimamente tienen un tic nervioso nuestros políticos que consiste en asegurar que no les queda más remedio que hacer todo lo que hacen. Me pregunto para cuándo dejaran de llamarse el poder ejecutivo y pasarán a denominarse el Mando Intermedio. Las medidas económicas se las impone Merkel, y la política penitenciaria la ley. Pero siendo una mentira evidente la imposición legal, no sabemos a qué atenernos. Por lo pronto, esta invocación constante a los imperativos de la Unión Europea, del imperio de la ley, de la separación de poderes, de la democracia y de su humanitarismo me recuerda la famosa frase de Johnson que reza: "El patriotismo es el último refugio del sinvergüenza". Su verdadero sentido es, precisamente, que quienes invocan los grandes principios para defenderse con ellos en vez de para defenderlos son los menos de fiar, y, cuanto más dignos se nos pongan, peor.
Ya extendida la sombra de la mentira, sale automáticamente dudar del mantra de fondo. Aseguran que ETA está derrotada, pero Mayor Oreja ha recordado que ETA ha logrado muchos de sus fines y que de otros va en camino: está en las instituciones, gobierna San Sebastián y todos los sondeos le pronostican un magnífico (para ellos) resultado electoral. Derrotas así las firma cualquiera.
Entre los sinónimos de bulo, hay uno que alitera con Bolinaga: bola. Pero, además, es una imagen redonda: como las bolas de nieve, las mentiras van creciendo mientras descienden vertiginosamente, hasta convertirse en un alud capaz de tragarse cualquier cosa. La credibilidad de un Gobierno dubitativo y difuso, sin duda.
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