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Un ejemplo de que el turismo no funciona mejor en Cádiz por culpa de las autoridades es el Campo de las Balas. A día de hoy, sigue convertido en un aparcamiento de superficie, un uso chirriante para uno de los paisajes más singulares de la ciudad. Su historia es un ejemplo de la falta de proyectos en Cádiz, y de cómo el actual Ayuntamiento se ha encargado de malograr gestiones que eran de sentido común. Van improvisando, sin saber qué hacer. En el Campo de las Balas lo único que tiene sentido es un hotel, como estaba previsto. Aunque el Parador Atlántico renunció a la ampliación de sus instalaciones, quedaba la opción de encontrar otra alternativa que no ha cuajado.
Podemos y Unidos paralizaron el expediente de enajenación del Campo de las Balas (previsto para uso hotelero) al poco de llegar al Ayuntamiento. Es cierto que dos años después, Martín Vila ofreció esos terrenos a la empresa Zaragoza Urbana para desbloquear el proyecto de Valcárcel, aunque no lo quisieron. Ya veremos cómo acaba ese asunto. En todo caso, la opción de construir las pistas deportivas universitarias en el Campo de las Balas es un gran error. Generaciones posteriores de gaditanos lo lamentarán, si lo llegan a ver.
Esos terrenos acogieron el primer estadio de fútbol en Cádiz, construido en el que fue polígono de tiro. Aparte de los partidos del Español de Cádiz y el Cádiz FC, también hubo combates de boxeo. Después, en 1943, se construyó la Escuela de Artillería de Costa. Todo eso es historia. En una parte de la zona fueron levantados los pisos conocidos como Hollywood para familias de militares.
Los terrenos desmilitarizados del Campo de las Balas se quedaron, como una bicoca, entre el Hotel Atlántico y el castillo de Santa Catalina. Una zona aún más revalorizada cuando el castillo dejó de ser prisión militar para albergar usos culturales. A día de hoy, Santa Catalina es el espacio cultural municipal con más visitas, a pesar de que se podría mejorar su uso. Y el Campo de las Balas se mantiene como aparcamiento de superficie, sin urbanizar, con una provisionalidad que se prolonga a través del tiempo.
Este Ayuntamiento de Unidos y Podemos se ha dedicado a cargarse tlos proyectos hoteleros que eran más prometedores para Cádiz. Han intentado torpedear el hotel del Tiempo Libre, no han sido capaces de vender el del estadio Carranza y han dado palos de ciego en el Campo de las Balas, sin solucionarlo. No es por casualidad, ni por mala suerte, sino por su inutilidad manifiesta para liderar el progreso de Cádiz.
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