Enrique / García / Máiquez /

El Capitán Trueno

Su propio afán

24 de febrero 2016 - 01:00

V OLUNTARIO, voluntarioso, voluntarista, Pedro Sánchez está demostrando, contra todas nuestras reticencias, una voluntad de hierro. Haber logrado el acuerdo con Ciudadanos es un hito. Lo configura como un hombre capaz de llegar a entendimientos y de girar hacia el centro, audaz y habilidoso sofrenando a su partido y con sangre fría como para sacar a Rajoy y a Pablo Iglesias de sus casillas. No es poco.

Pero no es todo. Como ha dicho Íñigo Errejón en una divertida comparecencia, ya puede pactar con Ciudadanos o con el Capitán Trueno, que los números no le dan. El problema de los números ya lo sabíamos nosotros, que también hemos echado nuestras cuentas. Si es divertida la comparecencia de Errejón no es tanto por recordarnos lo obvio aritmético, como por esta nota icónica. Que saque a relucir al Capitán Trueno tiene gracia en un político del que se ha destacado tanto su aspecto aniñado o, mejor dicho, de preadolescente eterno. Con esa pinta suya a Crispín universitario, queda muy propio verlo enredar aún con los cómics.

Dicho lo cual, hay que reconocerle su mala intención al comentario. El Capitán Trueno tiene un aire marcial, bien lavado, a viejas esencias patrias, con el que supongo que quiere identificar a Albert Rivera. No olvidemos, ya puestos a exprimir su metáfora, que el Capitán Trueno se imprimía en Barcelona, incluso. Y que hasta la discreta novia de Rivera tiene un aire a Sigrid de Thule.

Como caricatura presenta dos problemas. Por un lado, la simpatía subconsciente que nos despierta a muchos (no a los votantes de Podemos) el Capitán Trueno, tan hispánico, tan diferente en todo a los protagonistas de Juego de Tronos. Y, por otro lado, cierto contagio de figuras. Porque a estas alturas, tras la hazaña que ha hecho Pedro Sánchez, que hasta yo -siendo tan poco filosocialista- se la reconozco, parece que es a él al que se refiere Errejón. Muestra Sánchez, con tan poderosa mandíbula, bastante parecido físico con el Capitán Trueno.

Teniendo, pues, tanto Albert Rivera como Pedro Sánchez un denominador común de cierto perfil del héroe aquel, con esa imagen, tan buena en su mala intención, Íñigo Erregón, propicia y fortalece, de alguna manera, el pacto entre el PSOE y Ciudadanos. Desde luego, sólo en la imagen, en lo subconsciente y en, digamos, la cultura pop. Aún están pendientes de ajustar los números. Pero lo icónico (Podemos debería saberlo muy bien) cuenta.

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