Cambio de sentido
Carmen Camacho
¡Oh, llama de amor propio!
Su propio afán
NO sonría malévolamente, bondadoso lector, pensando que me confundí con el título. No pretendía escribir Carmena vs. Carmona, por mucho que sea Antonio Miguel Carmona el eslabón más débil del gobierno municipal de Carmena. El día que el socialista se canse o, mejor dicho, el día que su jefe Pedro Sánchez se canse, Carmena tendrá una moción de censura instantánea. No digo que ese día no vaya a llegar, y más si Pedro Sánchez necesita fortalecer su imagen de líder centrado, centrista y nacional, pero no será pronto. Carmona puede morderse los puños de rabia de sostener a un imputado, pero le quedan muchos mordiscos que darse.
El enemigo poderoso de Carmena es Carmena, con lo que esto tiene de esquizofrenia. Fue la que más contundentemente argumentó contra la posibilidad de que los imputados no dimitiesen y es la que mantiene dos imputados (no uno, dos) en su gobierno municipal, la concejala Mestre y el concejal Zapata. Tal vez, me digo, la sola imputación no tendría que ser un motivo automático para una dimisión fulminante, pues eso supone cercenar por lo sano la presunción de inocencia. Pero Manuela Carmena carcomía, cargada de superioridad moral, mi duda garantista con su autoridad de ex jueza. Alegaba que un imputado, por el hecho de serlo, está eximido de decir la verdad. Puede mentir en defensa propia, amparado por su situación judicial. Para Carmena la política es (o era) un ejercicio tan noble y un servicio tan alto a la sociedad que nadie podía ejercerla estando exento del deber sagrado de la verdad.
Un argumento, desde luego, hermoso e inolvidable. Un argumento que nos quita de un plumazo la razón no sólo a los que defendemos la presunción de inocencia, sino también a los que sostienen que hay unas imputaciones distintas de otras, con diversa trascendencia política. Según la vieja Carmena, todas inhabilitan, pues todas habilitan para la mentira legal. La Carmena actual, en cambio, ha cambiado de argumentos de una forma radical y defiende a sus imputados como si fuesen sus nietos. Nadie ha estado jamás más a favor de la dimisión como más a favor de la permanencia que la misma Carmena.
Y ahora -de nuevo Carmena vs. Carmena- ¿cómo podrá Podemos pedir la dimisión de Griñán y Chaves? Los nuevos argumentos de la alcaldesa de Madrid sirven para negarse a dimitir tanto como los viejos sirven para exigir dimisiones por doquier. Manuela Carmena es jueza y partes.
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