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Rafael Sánchez Saus
¿Réquiem por Muface?
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SI supieran el hastío que provocan. Creen que, superada la fase primera de incredulidad e indignación y la siguiente de vergüenza, toca la de resignación, la de la acostumbrada indiferencia de los andaluces ante el destino, eso que algunos todavía llaman senequismo. Pero sólo es hastío.
En el antiguo Hospital de las Cinco Llagas -¡qué nombre, Dios mío, para el Parlamento Andaluz!-, se representa en estos días la comedieta veraniega con que el régimen socialista pretende terminar de enterrar, a efectos políticos, el mayor escándalo de corrupción de la democracia española. Pues aquí no se trata, como en otras latitudes, de una vulgar trama de comisionistas, sino del saqueo descarado y sistemático del erario con fines partidistas hasta alcanzar la inimaginable cifra de más de mil millones de euros. Extraídos, para mayor escarnio, de los fondos que tendrían que haber servido para ayudar a los mismos parados que el propio poder en Andalucía, por acción y omisión, genera. La enfáticamente llamada comisión de investigación de los falsos ERE no investigará nada, es más, obstaculizará todo lo posible la labor judicial en marcha, pues no tiene otra misión que salvar la cara de IU a través de la ratificación de la versión socialista de los hechos, la cual consiste en negarlos pura y simplemente, reducirlos a la condición de malas prácticas de cuatro desaprensivos que no merecían la confianza de nuestros probos dirigentes. Sólo faltaba que, puestos a investigar, apareciera el hilo del ovillo de la red clientelar que como verdadera tela de araña inmoviliza a Andalucía, sometida a la casta que, ya en segunda generación, ha renovado y mejorado todas las marcas del caciquismo histórico. No hay peligro, la pantomima sólo llegará hasta el límite necesario para que los feroches revolucionarios de los carritos de supermercado puedan dormir tranquilos mientras consagran con sus votos la permanencia de todo lo que han dicho combatir durante treinta años.
El escándalo de los ERE falsos ha sepultado para mucho tiempo la imagen de Andalucía ante el resto de España en momentos especialmente críticos. Los andaluces sabemos cuáles son las cinco llagas por las que se desangra esta tierra -dependencia, corrupción, caciquismo, prepotencia e impunidad- y que explican tantos ERE conocidos y por conocer, pero desde fuera no se ve otra cosa que desvergüenza y complicidad a todos los niveles. Y para más inri, esta ridícula comedieta, insufrible con estas calores. Por favor, señores, ¿no podrían ustedes representarla a la sombra?
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