Curas obreros

En el Seminario un profesor de teología le abría los ojos a toda una generación de jóvenes. Era Alfonso Castro

17 de abril 2020 - 01:33

El Concilio Vaticano II fue un parteaguas en la historia de la Iglesia Católica, un cambio profundo que nadie esperaba en un papa tan mayor, Juan XXIII. A partir de ese concilio muchos sacerdotes empezaron a acercarse a lo que llamaban "el mundo del trabajo".Aparecieron los curas obreros, comenzaron a prestarse iglesias para reuniones clandestinas, se formó la HOAC, la JOC y el sindicato USO. Ese tiempo coincidió con la llegada a Cádiz del obispo Añoveros, y de curas jóvenes preocupados por cómo se vivía en los barrios marginales de las ciudades. Empezaron a trabajar en astilleros Horacio Lara (jesuita, fue secretario provincial del Partido Comunista), Javier Fajardo y Gabriel Delgado, Juan Cejudo enviaba a Añoveros informes de cómo se vivía en el medio rural, que el obispo usaba en sus homilías. La USO se convirtió en el primer sindicato de la Bahía de Cádiz, en las bodegas de Jerez y El Puerto con Sebastián González y Esteban Caamaño. En Ubrique con Emilio Rubiales. Mientras tanto en la parroquia del Cerro del Moro Gregorio López y Jesús Maeztu forjaban conciencia de clase mientras ayudaban al incipiente movimiento vecinal. Pepe Araújo prestaba la iglesia de La Pastora para todo tipo de reuniones y encierros (lo cantaron Los Dedócratas). El padre Miguel Mougan(hoy en la Residencia de San Juan de Dios) desde el Rosario primero y desde San Francisco Javier después promovía la Iglesia de los pobres. En el Seminario de San Bartolomé un profesor de teología le abría los ojos a toda una generación de jóvenes que terminarían en partidos de izquierda. Era Alfonso Castro, que con el paso del tiempo se dedicó a ir a las cárceles de la provincia para ayudar a los presos, montar centros de lucha contra las drogas, cooperativas que gestionaban los aparcamientos o el envío de correspondencia, creó la Asociación Nivel con la ayuda del notario Federico Linares. Gabriel Delgado montó la Asociación Cardjin y después Tierra de Todos, con la colaboración de Alfonso Castro rescató el antiguo Tribunal Tutelar de Menores para crear Tartessos con destino primero a los chavales de los barrios marginados y luego a los migrantes. Alfonso Castro, tristemente desaparecido estos días, fue por edad de los más influyentes de todos ellos. Desgraciadamente ese legado de la Iglesia de los pobres ha desaparecido con la llegada de Rafael Zornoza, que ha traído a la educación más reaccionaria con Educatio Servanda y ha llenado el Obispado de militares reaccionarios.

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