El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
La firma invitada
LOS últimos 50 años se han caracterizado por un gran crecimiento de la población urbana y del parque automovilístico. Muchas familias tienen varios coches para satisfacer sus necesidades de movilidad. A consecuencia de esta expansión urbana se ha provocado un alargamiento de los desplazamientos, un aumento de los gastos de transporte, un elevado consumo energético acompañado de una desmesurada emisión de dióxido de carbono a la atmósfera contribuyendo notoriamente a disminuir la capa de ozono que nos protege de los rayos del sol, además de habernos hecho casi esclavos del automóvil.
Nuestra ciudad, que conserva y conservará actividades universitarias, comerciales y culturales en su centro histórico, se ve afectada por el continuo aumento del transporte en vehículo privado, fenómeno que puede multiplicarse con la entrada en funcionamiento del nuevo puente.
Si seguimos con la dependencia del coche a que estamos acostumbrados, la congestión en el tráfico, que actualmente se produce sólo en fechas señaladas (Navidad, Carnaval, Semana Santa…), es previsible que se produzca de forma sistemática. Conviene recordar que el uso incontrolado del automóvil en la ciudad daña la salud de sus habitantes, que sufren el ruido y la contaminación, contribuye al agotamiento de las energías no renovables y a las emisiones de gas de efecto invernadero; en consecuencia, la movilidad sostenible de la ciudad no es un debate teórico, sino una necesidad real de nuestros días.
Para garantizar la accesibilidad a las actividades urbanas a todos los ciudadanos (incluidos los que no disponen de coche) y mejorar la calidad de vida en la ciudad, es necesario limitar el uso del automóvil y dar prioridad al transporte público, a los peatones, a los ciclistas y habilitar plazas de aparcamiento para los residentes y en menor medida para los que necesitan utilizarlo por razones especiales o de urgencia.
En la aglomeración urbana de la Bahía de Cádiz-Jerez (más de 650.000 habitantes) la movilidad no se puede resolver con una sola modalidad de transporte colectivo, por potente que ésta sea. Los proyectos en curso (desdoble ferroviario, tranvías Chiclana-Cádiz y Puerto Real-Cadiz, Segundo Puente…) van a posibilitar, sin duda, una mejora de los desplazamientos en el área metropolitana, y la interconexión de los campus universitarios de Cadiz-Puerto Real y Jerez, que se encuentran en un radio de veinte kilómetros. Ahora de lo que se trata es que los trazados y servicios que se establezcan, faciliten la accesibilidad y mejoren las frecuencias del transporte público; mientras esto no se consiga, será difícil erradicar la dependencia del coche.
La elección de un modo de transporte adecuado a las necesidades de movilidad es el primer paso para un correcto funcionamiento de nuestra ciudad y de la Bahía. Tradicionalmente el transporte en superficie mediante autobuses ha sido el modo imperante, al que se ha sumado el ferrocarril de cercanías y el catamarán.
Desde hace algunos años la Junta de Andalucía construye un nuevo modo de transporte, el tranvía/metro ligero, que pretende entre en funcionamiento en torno al 2012. El metro ligero es una evolución del tranvía tradicional hacia un nuevo modo de transporte público con una elevada calidad de servicio y respetuoso con el medio ambiente, que lo convierten en un sistema muy atractivo para atender eficazmente demandas de movilidad intermedia.
Este medio de transporte se caracteriza por su fácil integración en el entorno urbano, dado que su plataforma no genera obstáculos, puede funcionar en plataforma reservada o compartida con el vehículo privado, con el que coexiste en los cruces a nivel. No presenta barreras ni longitudinales ni transversales y puede realizarse con un pavimento de la misma o diferente naturaleza que la del resto de la vía urbana en la que se instale. Es una solución que se amolda muy bien al territorio y al tejido urbano; es posible adaptarlo a vías con pendientes y curvas pronunciadas. Las paradas se acercan al usuario, situándose en los lugares más cómodos y de fácil acceso.
Además, la mayoría de los nuevos proyectos de tranvía se acompaña de una renovación de las inmediaciones del trazado de la línea (acondicionamiento de fachadas, jardinería, mobiliario, peatonalización, carril-bici, ect…), que refuerza la potencialidad del metro ligero en superficie como elemento de transformación urbana. Esta acción permite la rehabilitación de zonas degradadas y tiene una gran trascendencia urbanística en los casos de penetración en los cascos históricos.
Las estaciones/paradas de los tranvías son un elemento más del equipamiento urbano, que sirven de resguardo, facilitan la espera y suministran información. Los vehículos son de fácil y seguro acceso, adaptándose perfectamente a los andenes de las paradas.
Las evidentes ventajas del tranvía quedan corroboradas con su implantación en un gran número de ciudades: Bilbao, Valencia, Barcelona, A Coruña, Sevilla, Granada, Parla, Murcia, Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón, Sóller, Santa Cruz de Tenerife, San Fernando, Vélez-Malaga, Alicante… por no hablar de ciudades no ya europeas sino casi europeas como Estambul. Las preguntas que se nos plantean son: ¿lo que es bueno para esas ciudades es malo para Cádiz? ¿Hasta dónde debe llegar el tranvía? Ya que es imposible conectar hasta el fondo de saco de la ciudad (Mentidero, Barrio de la Viña) por dificultades técnicas, esperamos todos que el tranvía ligero solvente esta dificultad y acerque a los ciudadanos a sus residencias, y a profesores, personal y estudiantes a los centros universitarios.
Pero, ¿cuál debe ser la parada término del tranvía proyectado? Sin duda, debe prolongarse la intención inicial posibilitando que el mismo llegue a la Plaza de España, máxime cuando el tendido ferroviario del ramal portuario, al ser perimetral al cerramiento exterior, permite su utilización sin que haya que introducir ninguna modificación de envergadura que entorpezca y dificulte el funcionamiento de la ciudad.
En resumen, la implantación del tranvía/metro ligero es una oportunidad que nuestra ciudad no puede dejar pasar, al tratarse más de un proyecto de transformación urbana y metropolitana que el de un simple proyecto de transporte. Mientras se implanta y entra en funcionamiento, redoblemos, a través del Consorcio Metropolitano de Transportes, los esfuerzos para conectar todos los puntos del casco antiguo de Cádiz con los lugares de acceso a la ciudad de los usuarios del transporte público.
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