Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Es el término que aconseja la Fundación del Español Urgente, FUNDEU, para referirse al proceso por el cual se altera la composición de algunos barrios o zonas de una ciudad, no siempre por causa del turismo. Del inglés se ha traído el término gentrificación que es un concepto amplio por el cual un barrio se ponía de moda, atraía a las clases medias altas, se elevaban los precios de las viviendas y los comercios tradicionales se iban sustituyendo por otros de diseño tipo gastrobares, alimentación orgánica, anticuarios, coleccionismo y cosas así. Es un proceso habitual en todas las ciudades desde hace décadas. Por citar un caso español, el barrio de Chueca de Madrid, cuando se puso de moda como destino para parejas homosexuales. En los últimos años se asocia al auge imparable del turismo producido en España debido a la inestabilidad del Mediterráneo Oriental. Temporada tras temporada se baten récords de visitantes y de gasto por turista lo que ha significado la irrupción de muchos hoteles grandes y pequeños (eso que los cursis llaman hotel con encanto), muchos bares y restaurantes, agencias y todo tipo de servicios. De manera paralela la implantación de mecanismos de alquiler de apartamentos por días a través de Internet (eso que llaman peer to peer) bien sea Airbnb, Windu, Tripadvisor o Homeaway ha hecho que proliferen las viviendas turísticas y como consecuencia la subida de los precios. En la Barceloneta se han creado movimientos en contra de los apartamentos turísticos y algunos empresarios hoteleros se han quejado de la competencia que les supone. En virtud de esta presión la Junta de Andalucía aprobó un decreto para regular el sector con la minuciosidad burocrática de la administración (un cuarto de baño tiene que tener 3,5 metros cuadrados pero si es cuarto de aseo basta con que tenga 3 metros, la única diferencia es si tiene bidet o no). Hacienda se ha lanzado a la recaudación de los ingresos, como cabía esperar. En Cádiz, hasta la fecha, no ha habido ningún problema reseñable , quizás porque el fenómeno es incipiente. Ni se ha producido la elitización de ningún barrio ni ha habido casos de vecinos que protesten. Se trata , simplemente, de una fuente de ingresos para la ciudad que no estamos en condiciones de rechazar. No veo conveniente que el Ayuntamiento quiera hacer aprobar una norma. Si algún día el asunto se convierte en un problema será señal de que hemos alcanzado el pleno empleo y será motivo de alegría y no de irritación.
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