La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
EL ALAMBIQUE
AHORA resulta que lo que algunos defendían como el paradigma del desarrollo: urbanizaciones por un tubo, campos de golf a diestro y siniestro, miles y miles de viviendas construidas… nos ha llevado a la ruina con cinco millones y medio de parados. Y lo que defendíamos los ecologistas -recibiendo por ello todo tipo de improperios de estos especuladores y políticos corruptos que nos acusaban de impedir el desarrollo-, pues resulta que está creando empleo en pleno derrumbe de nuestra economía ladrillera.
La agricultura ecológica (¡cuántas veces nos habrán acusado de querer volver a la edad media con burros y azoletas!) es uno de los pocos sectores que siguen un desarrollo positivo en Andalucía, siendo líderes a nivel nacional y europeo. En Andalucía hay 860.000 has en producción ecológica, superficie que supera a la provincia de Cádiz. De las 3.300 industrias agroecológicas, Andalucía cuenta con más de 800, y siguen creciendo en plena crisis. En España la agricultura ecológica ha creado 30.000 empleos, más que las minas de carbón y los astilleros.
Las energías renovables es otro sector en alza, y aunque la crisis le ha afectado, también ha seguido creciendo en Andalucía y en todo el país. El importante desarrollo de las energías limpias ha contribuido de forma notable a disminuir las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero, a reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles importados, y a aumentar el empleo. Para 2013 se calcula que las energías renovables habrán creado en Andalucía más de 110.000 empleos, y son ya 1.300 las empresas en este sector. Para ese año se estima que la generación de energía eléctrica a través de renovables supondrá el 33% del consumo de los andaluces. Andalucía produce ya electricidad eólica para 1,3 millones de viviendas. Sólo Cádiz tiene 1.270 Mw de potencia eólica instalada, lo que equivale a dos centrales nucleares.
Es bueno conocer estas cifras en un momento en que se pretende ridiculizar la agricultura ecológica y en el que las energías renovables son cuestionadas por las grandes compañías eléctricas y por el propio gobierno. Conservar y aprovechar nuestros recursos naturales genera más empleo, riqueza y calidad de vida que destruirlos, pero algunos todavía no se han enterado.
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