La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Son las 11.30 horas. Queda sólo media hora para que comience el pleno extraordinario que proclamará a Alfonso Candón como nuevo alcalde de El Puerto y por la calle Larga un hombre busca un bar en el que poder tomarse a toda prisa un café antes de la sesión plenaria, en la que tendrá que buscarse un hueco entre el público. Aunque se conoce bien la ciudad, él no es de El Puerto. Su casa, su familia y su vida han estado siempre y lo siguen estando en Alcalá de los Gazules. Tampoco es del PP. Bien al contrario, durante décadas ha ejercido, y lo sigue haciendo, aunque ahora desde la lejanía, como militante confeso del PSOE. Le une, a priori, pocas cosas con Alfonso Candón pero Gabriel Almagro, quien llegara a ser delegado del Gobierno andaluz en la provincia de Cádiz no hace muchos años, dice orgulloso que quien va a ser el nuevo regidor portuense es su amigo, que siempre ha tenido un trato exquisito hacia él y que, por encima de diferencias políticas y de siglas de partido, él quiere estar a su lado, junto a su amigo, en un día tan importante.
Son las 12.45 horas. Alfonso Candón ya es alcalde de El Puerto y los portavoces de todos los grupos con representación en el Ayuntamiento portuense están en el uso de la palabra. Desde la oposición, faltaría más, hay críticas a la gestión de siete años del gobierno PP-PA. Pero a este informador, que ha cubierto ya varias sesiones de investidura en muchos pueblos de la provincia, hay una cosa que, por inusual, le llama poderosamente la atención: todos, absolutamente todos, dicen ser amigos de Candón, todos elogian su talante, todos parecen felices por el relevo en la Alcaldía, todos, en definitiva, parecen estar de acuerdo con Gabriel Almagro y parecen aplaudir esta especie de Operación Amigo que ya se ha consumado.
Y el portavoz de IU dice que Candón es menos autoritario y tiene más cintura política que su predecesor; y el del PSOE se disculpa ante el nuevo alcalde, al que antes ha ofrecido un pacto sin condiciones, por si alguna de sus críticas le han escocido en demasía; y la de IP no duda incluso en dar las gracias al presidente provincial del PP, Antonio Sanz, por haber impulsado el relevo en la Alcaldía portuense; y quienes sí han vivido ya varios cambios de alcalde en El Puerto dicen convencidos que el entusiasmo con que la militancia local del PP ovaciona a Candón, que ha echado los dientes en este partido desde sus años mozos en Nuevas Generaciones, no lo despertó Enrique Moresco ni por asomo.
Es ahí donde hay que buscar las claves del relevo en la Alcaldía de El Puerto, en palabras como entusiasmo, cercanía, renovación y, sobre todo y por encima de todas, gobierno. Porque cuando el PP provincial, perdón Antonio Sanz, inicia este proceso a finales del pasado verano no está temiendo una derrota del PP en las municipales de 2015. No. Una hipotética candidatura con Moresco de cabeza de lista igual hasta le daba a este partido su tercera victoria electoral consecutiva en unas municipales de El Puerto. No en vano, estamos en el que ha sido el principal granero de votos de este partido en la provincia durante muchas décadas. Pero el PP corría el riesgo real de sufrir un estancamiento igual o peor que el vivido hace tres años e, incluso, de abrir la puerta a un pacto de dos, tres o hasta cuatro formaciones políticas, las que sumaran 13 concejales, con tal de destronar a Moresco. Y en este punto habría que jugar con varias variantes como, por ejemplo, que el PA, dependiendo de su resultado en las urnas, pudiera buscar un nuevo socio de gobierno para seguir creciendo o que IU ya no pusiera tantas trabas para sentarse en un gobierno con Ciudadanos Portuenses una vez que éstos se han decidido a enterrar las siglas históricas de Independientes Portuenses.
Alejar estos fantasmas, apuntalar un gobierno tan emblemático como el de El Puerto y, de paso, intentar afianzar su segundo diputado provincial por este partido judicial son los objetivos que ha buscado el PP con una operación de relevo que entrañaba mucha complejidad y que, al menos hasta el momento, parece que se ha cerrado de una manera óptima para los intereses de este partido. De momento, el simple hecho de que en la sesión de ayer estuviera presente el propio Moresco dice mucho. Porque él sabría que ayer le iba a caer una lluvia de críticas, como así fue, pero con su presencia vino a decir que todo está bien, que no hay rencillas y que Sanz y el PP pueden seguir contando con él.
Se ha vendido en las últimas semanas que su dimisión ha sido voluntaria y que está motivadas por razones personales. Y puede ser que en el tramo final de las conversaciones hasta el propio exalcalde terminara convencido de que más de 20 años en política municipal eran demasiados y que dar un paso atrás era lo mejor para su partido, para El Puerto y hasta para él mismo, que ahora tendrá un puesto de relevancia en la cúpula provincial del PP, un cargo bien remunerado en la Gerencia del Patronato Provincial de Turismo y puede incluso que un puesto de salida en la candidatura para las generales de finales de 2011.
Pero no hay que ser un lince para saber que todo lo sucedido en El Puerto tiene la firma de Antonio Sanz, el mismo que fichó a Moresco en 2006, el mismo que posibilitó con su decisión que el PP ganara al fin unas municipales en El Puerto y el mismo que ahora no ha tenido miedo a una operación compleja jamás realizada hasta ahora por este partido en la provincia de Cádiz y que sólo las urnas dirán en la primavera de 2015 si tiene o no el beneplácito ciudadano.
Son las 13.30 horas. El pleno ya ha acabado y el casi centenar de cargos del PP que han acudido a la sesión celebran el relevo en el Hotel Monasterio. Pero quedarse a esa fiesta ya es demasiado para el bueno de Gabriel Almagro, que es el primero en salir del Auditorio y enfilar la calle Larga. Se va feliz pero no porque el PP siga gobernando El Puerto, no, sino porque su amigo Alfonso Candón ya es alcalde. "Es un buen tipo y se merece que le vaya bien", dice. Palabra de amigo.
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